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¿Quién será Gustavo?
Por Diego Bonadeo
Hasta hace dos meses, tanto los paredones que circunvalan parte del terreno que ocupa la cancha de River y que da a la avenida Lugones, y también aquellos más bajos, contiguos a las vías del ferrocarril, marcaban la inminencia de las elecciones del 23 de octubre, con inscripciones en celeste o en azul, referidas a Cristina o a Chiche. Aunque la jurisdicción de los paredones era capitalina y no bonaerense, nada de Macri, ni de Carrió, ni de Bielsa. En tiempos preelectorales anteriores, los apellidos de Kirchner, Menem, Duhalde, Alfonsín, Posse, Storani y tantos más no hacían más que demostrar lo atractivos que eran esos murallones para lo que la cultura electoral llama “fijar presencia”.
Mientras afiches varios recordaban que Alfredo Davicce había sido presidente de River en tiempos de triunfos futbolísticos y que David Pintado, de ganar, llevaría a Ramón Díaz como entrenador, algún pasacalle mencionaba a Luis Corsiglia como dirigente con aspiraciones a la presidencia y spots televisivos –“Cambio en River, Kiper presidente”– distraían innecesariamente al televidente. La lista ganadora de José María Aguilar, en cambio, hizo que quienes se dedican a esos menesteres se apropiaran de los paredones de referencia, mientras las rumoreadas candidaturas del ex Banco Nación en tiempos de Menem, Hugo Santilli, y la del actual Torneos y Competencias, Carlos Avila, para acompañar a Pintado como vicepresidente, quedaron en la nada.
Aguilar ganó fácil. Pero volviendo a los paredones, así como en campañas políticas quien pinta las paredes deja una especie de “pie de imprenta” con su nombre o apodo, para que el candidato, el caudillo, el puntero o quien sea, que pretenda que su nombre, apellido o apelativo sea leído por automovilistas o peatones, en las pintadas que promovían a Aguilar aparece recurrentemente el nombre Gustavo. Incluso en un pequeño muro –no paralelo a Lugones sino perpendicular– y con pintura negra aparece notorio el nombre de quien fijó presencia de su candidato y no el del propio Aguilar. ¿Quién será Gustavo? ¿Quizás un enólogo de la tribuna o por azar un abstemio de la platea?