FúTBOL › ¿UNA DEFENSA CON CUATRO, CON TRES O CON TRES Y MEDIO?
› Por Daniel Guiñazú
Daniel Passarella piensa, pone y saca. Durante toda la semana amenazó con parar ante Arsenal una defensa de tres marcadores centrales. Pero, a la hora de salir al verde césped de Sarandí, decidió no innovar. Y colocó atrás una tradicional línea de cuatro, integrada por Tuzzio, Nasuti y Gerlo a los que adosó a Lucas Mareque, hasta ayer al mediodía habitante de un lugar indiscutido en el banco de los suplentes.
A primera vista y a la luz de lo que pasó en la cancha, Passarella no debería tener dudas. Con cuatro en el fondo, River se protege mejor y pasa menos sobresaltos que con tres. Pero resulta que los cuatro, durante largos ratos del partido, terminaron siendo tres. Mareque trepó varias veces por el lateral izquierdo y les dejó a sus compañeros la responsabilidad de contener los tibios intentos que caracterizaron el desempeño ofensivo del equipo de Gustavo Alfaro. Con lo cual, inmediatamente la discusión queda instalada: en verdad, ¿con cuántos defiende River? ¿Con cuatro, con tres o con tres y medio?
En un juego tan dinámico como es el fútbol, todas las respuestas son posibles. River utiliza todas las variables. La clave pasa por la composición de la línea de cuatro. Y daría la impresión de que la defensa con tres marcadores centrales y un lateral que sube cada tanto es el esquema que mejor le calza a esta actualidad de River. En las tres primeras fechas, River apostó a defenderse con dos laterales (Ferrari y Domínguez o Mareque) con proyección permanente y dos centrales (Nasuti y Lussenhoff, Nasuti y Tuzzio) que a menudo quedaban mano a mano contra los delanteros rivales y le fue mal. Tan mal que Newell’s y Racing le hicieron tres goles cada uno y le encendieron todas las luces de alarma.
Contra Argentinos, Passarella insistió con los dos laterales que pasaban y los dos centrales que se quedaban, pero la tibieza del equipo de La Paternal le evitó males mayores. Ante Arsenal, se decidió a meter mano. Y el ensayo con tres centrales aferrados a sus puestos y un lateral que subía en casi todos los tiros, salió bien. Es cierto que el exceso de centros a la cabeza de Obolo en el primer tiempo, y los tiros desde afuera de Raymonda en el segundo le aliviaron bastante la tarea. Pero Carrizo no pasó grandes sustos. Y fue esa seguridad la rampa desde la cual creció River. Para ganar sin dramas. Y para empezar a creer que un futuro mejor y más tranquilo puede ser posible dentro de no mucho, ya mismo.
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