Las manos juntas frente a su rostro y el silencio luego de su definición fueron la señal de respeto que Néstor Andrés Silvera le tiene a la gente de Independiente. El goleador con pasado glorioso en la entidad de Avellaneda, donde se consagró goleador de aquel equipo campeón del Apertura 2002, eligió el camino del respeto hacia un público que siempre lo respaldó. Silvera acababa de dejar en ridículo al uruguayo Rodríguez, para luego definir con categoría ante el arquero, y el gesto inmediato de “disculpas” hacia el público local fue recibido con afecto. La devolución de cariño de los simpatizantes de Independiente se hizo presente cuando el jugador dejó la cancha, a los 30 minutos del segundo tiempo, para despedirlo con aplausos.

El goleador fue quizás el único futbolista que logró que los hinchas de dos equipos de la relevancia de Independiente y San Lorenzo lo despidieran con agradecimiento. De esa manera, desde los cuatro costados del estadio Libertadores de América se escucharon elogios para el goleador.

Silvera retornó este año al país para vestir la camiseta de San Lorenzo, luego de su paso exitoso por México, donde defendió los colores de Tigres de Monterrey. El club había elegido primero a Roberto Nanni (que se fue del club sin haber debutado, envuelto en una polémica con Oscar Ruggeri) y luego al peruano Roberto “Malingas” Jiménez (que ayer fue suplente).

Pero la trayectoria del jugador se inició mucho antes. En Comodoro Rivadavia corrió por primera vez por el área cuando debutó en la Comisión de Actividades Infantiles, el equipo que hoy se encuentra en la Primera B Nacional. Huracán fue el segundo destino de Silvera, justamente el máximo enemigo de su actual club. El descenso del conjunto de Parque Patricios hizo que viajara a Santa Fe para colocarse la camiseta de Unión. Y a partir de allí la historia es más conocida, cuando Américo Gallego exigió su llegada a Independiente.