Horacio Herrero, un juez de línea internacional, cometió un error tan corriente como los que suelen verse en cualquier fin de semana. Su desgracia fue que le sucedió el 18 de junio del año pasado en un partido que Arsenal perdió 2-1 con Gimnasia y Esgrima de La Plata en Sarandí. Ese día, el árbitro principal había sido Héctor Baldassi, quien a instancias de su colaborador convalidó un gol del delantero visitante, Gustavo Savoia, en clara posición adelantada. Iban 43 minutos del segundo tiempo y con ese tanto, Arsenal retrocedía en sus chances de pelear el campeonato y de clasificarse para las Copas.

La equivocación de Herrero le costó primero que lo pararan algunos partidos y, luego, que lo mandaran a encuentros de menor trascendencia, sobre todo en el interior del país, bien lejos de Sarandí. Tuvieron que pasar unos cuantos meses para que volviera a ser reencauzado con designaciones más acordes a su categoría de internacional.

Tampoco le salió gratis al cordobés Baldassi aquel arbitraje. Julio Grondona (h), el presidente de Arsenal, lo amenazó con que haría lo imposible para impedir que dirigiera en el Mundial de Alemania. Y así sucedió, el elegido resultó Horacio Elizondo, más allá de la presión que pudo haber hecho el hijo de Don Julio.

Un dato más. En esta misma sección, el 7 de enero de 2004, Pablo Vignone informó –con las estadísticas en la mano– que Arsenal no había sufrido “una expulsión en el campo de juego desde el 4 de octubre de 2002. En un año y medio en Primera sólo le echaron dos jugadores. Disputó las últimas 46 fechas –dos campeonatos y un poco más– con los once jugadores en el campo. No hay equipo en la división mayor con una racha tan afortunada.”