Lun 18.08.2008
libero

FúTBOL › LOS HINCHAS DE RIVER SIGUIERON LOS DOS PARTIDOS

Entre Núñez y Mendoza

Los más de 80 minutos que el partido tuvo sin goles aceleraron la ansiedad de los fanáticos, que corearon el nombre de Ortega cuando el equipo no encontraba respuestas en el campo de juego.

› Por Adrián De Benedictis

No era una tarde más para River. El equipo no sólo debutaba como local en este torneo sino que también, casi al mismo tiempo, su último ídolo, Ariel Ortega, hacía su presentación en Mendoza, con la camiseta de Independiente Rivadavia. Y ese episodio podía resultar una complicación para el equipo local, sobre todo si el rendimiento no era el esperado. Por ello, la escena que se vivió al final del primer tiempo fue un llamado de atención: los jugadores se retiraron del campo de juego bajo el canto de “Orteeeega, Orteeeega”. El fantasma del jujeño estuvo presente hasta ocho minutos antes del final, cuando el campeón pudo ponerse en ventaja y el público recobró la tranquilidad.

En todo el tiempo anterior a ese cabezazo de Tuzzio, que el arquero Broun no pudo controlar, los murmullos se iban apoderando del estadio ante cada intervención fallida de un jugador de River. El conjunto local había sumado hasta ahí más confusión y nerviosismo que inteligencia y claridad. La lesión de Falcao hizo que ingresara desde el inicio el chico Gustavo Bou, pero fue tanta su intrascendencia que el técnico Simeone decidió reemplazarlo por Ríos en el descanso. Bou se ubicó por momentos por la derecha, más adelantado, y otros por la izquierda, pero en ningún momento influyó en el desarrollo.

Las acciones de peligro para River en el primer tiempo fueron apenas un cabezazo de Salcedo (debutó y dio muestras de que no está en su nivel) sin precisión, y otro golpe de cabeza de Rosales que controló el arquero. Lo de Central era aún más desdibujado, porque se refugiaba en su campo y apostaba todo a algún contraataque que no lograba construir.

El gol de Ortega finalmente se escuchó en Núñez cuando se jugaba un minuto de la segunda parte. Y sirvió para que la ansiedad comenzara a apoderarse de los hinchas. Para colmo, Ojeda apareció justo para evitar la caída de su arco ante un cabezazo de Ribonetto. River empezó a dar algunas muestras de reacción cerca de los 20 minutos, cuando Broun le ganó el mano a mano al uruguayo Flores. En ese momento controló mejor la pelota y se acercó con más gente al área rosarina.

Central, a esa altura, no podía exhibir algo de lo bueno que había hecho ante Estudiantes. Ezequiel González no lograba administrar los circuitos, y así los delanteros quedaban aislados del resto. Entonces, aquel cabezazo de Tuzzio fue un premio a la insistencia de River. El corner llegó de Rosales, el defensor conectó con un gran salto y Broun se estiró, pero su roce en la pelota no impidió que ingresara antes de tocar el travesaño.

El grito del ex San Lorenzo fue un desahogo para la gente. Y el final encontró mayor delirio con el gol del juvenil Ríos en tiempo de descuento. El delantero definió con un tiro de derecha luego de hacer una pared con Rosales, y la pelota ingresó al lado del palo derecho de Broun. En ese instante, el encuentro en Mendoza ya había finalizado con el empate del equipo de Ortega. Pero si el campeón vuelve a mostrar otra mala imagen, el nombre del jujeño volverá a sonar inmediatamente en las tribunas del Monumental para darle más dramatismo a esa actualidad.

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