BASQUETBOL
Emanuel Ginóbili intentó jugar el partido, pero lloró en el vestuario cuando tras la entrada en calor comprobó que no podría hacerlo. En silencio, tras llegar al vestuario con sus compañeros, comenzó a vestirse: se colocó vendas en sus tobillos, las medias, las zapatillas y la camiseta. “Nadie le dijo nada, nadie quiso preguntar. Sólo el médico me dijo que él iba a intentarlo”, reveló el entrenador Hernández. Durante diez minutos, el bahiense ensayó distintos movimientos con su tobillo izquierdo, pero el dolor fue intenso y no disminuyó. No pudo contenerse. “Pobre Manu, estaba muy mal –señaló Nocioni–. Pero verlo llorar por nosotros nos motivó mucho más.” Hernández admitió que “es probable que haya sido un estímulo salir al campo de juego después de haber visto a Ginóbili llorar en el vestuario porque no podía jugar. Esas cosas hacen que un equipo duplique su energía y juegue de la manera en que lo hicimos, porque además lo necesitábamos”.
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