Talleres de Córdoba, el club que ahora gerencia Carlos Ahumada, también fue el club de Luciano Benjamín Menéndez durante buena parte de la última dictadura. El 25 de enero pasado se cumplieron treinta años de aquella final que Independiente, en el estadio La Boutique y con ocho jugadores, le ganó al equipo que tendría cuatro mundialistas cinco meses después: Luis Galván, Héctor Baley, Miguel Oviedo y José Daniel Valencia.

En el palco de autoridades estaban, además del represor condenado por graves violaciones a los derechos humanos, el general Jorge Alberto Maradona (segundo jefe del Tercer Cuerpo de Ejército), el gobernador Carlos Chasseing y el intendente de la capital mediterránea, Héctor Romanutti.

Ricardo Bochini hizo el gol decisivo que le dio el título a su club. Citado por el periodista Hugo Caric en la revista cordobesa Proyección, dijo: “Yo supe que el general Menéndez estaba muy interesado en que Talleres saliera campeón. Y ese partido fue muy raro, muy raro”. A Independiente le expulsaron tres jugadores, pese a lo cual produjo la hazaña.

Cuando el 3 de mayo pasado disputaron el último clásico Talleres y Belgrano en el estadio Córdoba, la agrupación H.I.J.O.S. desplegó una bandera en el campo de juego con la inscripción “27/05 juicio a Menéndez. Este partido es de todos”. La idea de salir con ese mensaje fue de Fernando Albareda, hijo de desaparecidos y entrenador de las divisiones inferiores de la T.

“Apenas lo puse en conocimiento de Martín Vilallonga, él accedió. Lo mismo sucedió con Carlos Ahumada, ya que él también se siente parte de todo esto”, dijo Albareda. La buena predisposición del gerenciador de Talleres no es ajena a un hecho no demasiado difundido y que aún genera polémicas. Su padre es Carlos Aníbal Ahumada Ferreira, presunto integrante de Montoneros que respondía al apodo de Beto, quien se exilió en México con su familia a mediados de los ’70 y murió en 1993. Roberto, uno de los hermanos de Carlos Ahumada Kurtz, niega esta historia. Los dos están enfrentados desde hace años.