Pronóstico con poco margen de error: Diego Cagna será técnico de Boca. La gente lo quiere, lo aplaudió cada vez que pisó la Bombonera desde que dejó de jugar y le reconoce sus méritos como entrenador. Ayer, con la brillante actuación de Tigre que se plantó para jugar de igual a igual en la Bombonera, los tiempos se acortaron un poco. Hoy, queda claro, está todo bien con Ischia y Cagna no tiene ninguna intención de irse de un modesto club en el que trabaja con gran comodidad. Pero en un futuro –tal vez no muy lejano– se lo verá salir seguido de la boca del túnel en la Bombonera.

Después del partidazo de ayer, Cagna habló casi exclusivamente de su equipo. Y dijo, entre otras cosas: “Jugamos el mejor partido del campeonato, por la categoría del rival y por un montón de cosas más. Pero si no ganamos el próximo partido en nuestra cancha, esta victoria no servirá de nada. Hicimos un gran tiempo y aguantamos bien en el segundo. No tuvimos miedo a salirle a jugar a Boca de igual a igual desde el primer minuto de juego”.

Cuando le recordaron que Tigre quedó a sólo dos puntos de San Lorenzo, mantuvo un tono cauto: “Estamos tranquilos, vamos partido a partido”.

Tanto o más que a Cagna, los hinchas de Boca ovacionaron a Arruabarrena cuando levantó los brazos hacia el arco de Casa Amarilla, después de recibir una plaqueta que le dieron los dirigentes del club. El lateral, que ganó con Boca la Libertadores de 2000 (le hizo dos goles al Palmeiras en la primera final que salió 2 a 2), también había sido compañero de Riquelme y de Cagna en el Villarreal.

Astillas del mismo palo también son Rusculleda y Jerez. Cada uno de los cuatro puso lo mejor de sí para este resonante triunfo en La Boca.