FúTBOL › EN RIVER APENAS SI SE SALVARON EL ARQUERO OJEDA, FERRARI Y EL CHICO MAURO DíAZ
› Por Adrián De Benedictis
En una actuación que se pareció bastante a lo que sucedió ante San Lorenzo, en mayo pasado, cuando quedó eliminado de la Copa Libertadores, en River sólo Juan Ojeda, Paulo Ferrari y el chico Mauro Díaz fueron los que lograron despegarse del resto de sus compañeros. La falta de reacción ante la adversidad volvió a ser el obstáculo fundamental que el equipo no pudo superar ayer ante Boca.
Ferrari fue el que exhibió más actitud e intentó provocar sorpresa por la franja derecha, cada vez que incursionaba en el campo rival. Igualmente, sus envíos al área caían siempre en la cabeza de los defensores de Boca. El ex Central probó una vez al arco, pero no tuvo precisión. Por su parte, Ojeda dio seguridad durante todo el encuentro, y más aún cuando Boca buscó con remates de media distancia. En el gol de Viatri no tuvo responsabilidad. Díaz jugó el segundo tiempo y le dio mayor movilidad al ataque. Si bien no pudo combinar mucho con Buonanotte, intentó con tiros desde lejos y en uno exigió con riesgo a García.
Un escalón más abajo que ellos se ubicaron varios futbolistas de River, quienes fueron dominados por la pasividad y la falta de carácter en determinados instantes. Gustavo Cabral fue perdiendo el orden inicial, y se le hizo más difícil controlar a Viatri en el segundo tiempo. Cuando salió hacia el medio para anticipar cometió demasiadas infracciones.
Su compañero de zona, Tuzzio, también provocó faltas cerca del área, y cuando decidió salir con pelotazos largos careció de precisión. En el segundo tiempo salvó en la línea un toque de Viatri. Por el lado izquierdo de esa línea, Villagra tampoco pudo sobresalir. No sólo no aportó en ofensiva sino que no impidió las subidas de Ibarra, y cuando el de Boca se fue expulsado no sacó ventaja de esa situación. En una mala entrega casi convierte Riquelme el segundo gol. En la primera parte probó al arco y generó peligro por el rebote que dio el arquero.
En el medio, Ahumada no pudo prevalecer y perdió siempre ante Battaglia y Vargas. River sintió su falta de distribución y encima se fue reemplazado en medio de silbidos. Abelairas ni siquiera pudo aportar con su pegada, debido a que estuvo demasiado preocupado por la marca. Su intrascendencia perjudicó mucho al equipo. Sólo inquietó con un tiro en el comienzo que fue atrapado por García.
River esperaba mucho de Buonanotte para este duelo, pero el juvenil no estuvo a la altura. El volante no logró convertirse en el conductor de los locales, y cuando encaró en velocidad terminó perdiendo la pelota antes de descargar para un compañero. Su falta de inventiva limitó el desempeño de algunos jugadores. Incluso, cuando perdió la pelota en varias ocasiones, causó el fastidio de sus propios hinchas. El colombiano Falcao fue el único hombre de punta que utilizó River, y el delantero sólo una vez estuvo cerca de convertir, pero su remate fue desviado por el arquero antes de pegar en el palo. En el juego aéreo perdió ante los centrales de Boca, y en el final pidió penal por una supuesta infracción de Paletta.
Los dos rendimientos más bajos de River fueron los de Fernández y Salcedo. El trabajo del volante fue intrascendente y dejó una pálida imagen. El paraguayo jugó el primer tiempo y nunca estuvo cerca del gol porque se movió lejos del área. Ríos (casi empata en la primera pelota que tocó) y Ponzio no pudieron revertir la situación. Y así, River estuvo muy distante de quedarse con el festejo final.
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