Lun 02.03.2009
libero

FúTBOL › LAS RAZONES DE LA CATASTRóFICA CAíDA DE RIVER

Sin reacción ni alma

La goleada revivió las peores imágenes del equipo de cierre del 2008 y desnudó las falencias de conjunto, que las últimas victorias habían disimulado, en todas las líneas del equipo.

Parecía que River se había olvidado de las frustraciones tras un buen comienzo en el campeonato. Porque había recuperado la confianza, le estaba tomando el gusto a ganar seguido, inclusive jugando mal, y daba la impresión de que existían otros aires en ese equipo que meses atrás no podía salir del fondo. Pero si se notaba que el cambio no era rotundo, tal sensación se hizo realidad. Como en sus peores momentos, River volvió a sufrir, dejando al descubierto las falencias en término de conjunto.

No es que River se haya vuelto nuevamente el mismo del Apertura pasado. Tiene otro espíritu y a los jugadores se les nota otro ánimo. Sin embargo, volvió a quedar en evidencia, como en los partidos anteriores, que la defensa está totalmente desarticulada, el mediocampo no posee una línea de juego clara y, en ataque, mucho no pueden hacer Rosales y Falcao si la pelota no les llega.

Arrancó dormido. Una constante en este último tiempo, ya que empezó padeciendo ante Central, contra Banfield y también ante Nacional, por la Copa Libertadores. Tanto le cuesta meterse de lleno en los partidos, que puede pagarlo, encontrándose con un golpe muy duro en sólo 27 segundos o mirando incrédulo como en 18 minutos está 3-0 abajo. Ayer, ni así se despertó.

No tiene reacción. Porque repite una y otra vez los mismos errores, claros en defensa: Villagra y Ferrari no se ponen de acuerdo para lanzarse uno por vez al ataque, y dejan un hueco por las bandas (por ahí llegaron el primero y el cuarto gol); Cabral y Sánchez no engranan y pierden la marca, hasta al punto de enrocar sus posiciones; y cada pelota que cae al área siempre es dominada por el rival (tercero y quinto).

Escasea el juego. Algo que le falta desde sus peores momentos, pero que ahora se disimula con acciones individuales. Porque Fernández puede ser determinante y Buonanotte un buen acompañante, como ayer. River puede quedar al borde del descuento (como el 3-2 que nunca llegó), aunque no es fino en los metros finales.

Sus delanteros van a la deriva. La pelota les llega limpia pocas veces. Para colmo, Rosales se aleja mucho del arco yendo por afuera y Falcao se las tiene que arreglar peleando solo entre los centrales. Algo que ayer no hizo, quizás para no entrar en polémicas. Fabbiani jugó casi media hora, entró con el 1-4, lo amonestaron al minuto, no contagió.

Cuestiones que River tendrá que modificar, si es que no quiere seguir sufriendo. Al menos, para no padecer como el año pasado.

Informe: Nicolás Sagaian

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