Pablo Lunati y Juan Román Riquelme no se llevan demasiado bien desde que el árbitro, puesto a opinólogo, declaró que no le gustaba la cara con la que Riquelme jugaba los partidos, en septiembre pasado, tras un partido de Boca e Independiente. El jugador le salió al cruce en aquel momento, pero ayer pareció fumar la pipa de la paz, cuando le tendió la mano antes del inicio del partido. Fue en momentos en que el juez le tiraba la bronca a Carlos Ischia por la demora del equipo en salir a la cancha. El saludo del 10 parecía destinado a aliviar la tensión. Durante el encuentro, el crack de Boca se quejó varias veces por la marca de Esmerado (hasta que el 5 de Huracán recibió la amarilla) y más se quejó cuando Lunati se le cruzó en el camino y le hizo perder una pelota que le había pasado Vargas. A Riquelme no le va bien con Lunati, pero a Boca sí.