La prohibición de concurrencia al público visitante en los estadios donde se disputan partidos del Ascenso está cerca de cumplir dos años. El Comité Ejecutivo de la AFA, a instancias del Coprosede, la aprobó el 31 de julio de 2007 y un día después comenzó a regir cuando salió publicada en el boletín 4047 de la asociación. Por esta medida, hubo clubes que subieron de categoría sin hinchas en las tribunas o cuyos equipos descendieron sin que su gente lo sufriera en vivo y en directo.

La infeliz determinación que hace más infelices a los de por sí infelices que pagan veinte y hasta treinta pesos por una entrada popular, todo indica que continuará. A los funcionarios y dirigentes no se les ocurre una idea superadora. Con lo cual, se extiende el discriminatorio castigo contra los hinchas de la B Nacional, Primera B, C y D del fútbol argentino.

Se ha naturalizado tanto esta medida que en los próximos días, el octogonal por el segundo ascenso de la B a la B Nacional se definiría en el estadio de El Porvenir, sin público. Allí jugarán la segunda final para acceder a una promoción, Deportivo Merlo (que tiene suspendida su cancha por una pelea interna de la barra) y Defensores de Belgrano, cuyos hinchas, por ser visitantes, tampoco concurrirán. La semana pasada, Chacarita ascendió en el estadio de Gimnasia y Esgrima La Plata cuando derrotó a Platense. El partido se debía disputar sin público, a no ser porque un puñado de hinchas del primero consiguió colarse.

En Primera, donde se agudizaron las peleas sangrientas entre dos o más facciones de una misma barra (River, Boca, Rosario Central, Gimnasia de Jujuy) no se adoptaron sanciones semejantes. Ni siquiera después de la muerte de un hincha de Vélez camino al Nuevo Gasómetro de San Lorenzo en marzo de 2008. Hijos y entenados siempre hubo y siempre habrá. En la televisión queda incompleto el folklore del fútbol con una tribuna vacía. El fútbol que le importa a la AFA, claro. El otro siempre fue de segunda. Perdió su histórico día (el sábado) y después a sus hinchas.