Lunes, 29 de junio de 2009 | Hoy
Por Gustavo Veiga
Autodenominado “hincha fanático” de Estudiantes de La Plata, el sociólogo Santiago Uliana tiene 37 años y ha participado en varios trabajos de campo de su especialidad. Se desempeña en la Universidad de Buenos Aires –de donde egresó– y también en la de Tres de Febrero. Está realizando una tesis de maestría con Pablo Alabarces, titular del seminario de Cultura Popular y Cultura Masiva de la UBA y con varios libros publicados en forma individual o como coautor (Crónica del Aguante, Cuestión de Pelotas e Hinchadas, entre otros).
Uliana dijo en diálogo con Líbero que el estudio sobre las muertes en la propia hinchada “se hizo con fuentes secundarias, como la lista de muertes del periodista Amílcar Romero que luego continuó Salvemos al Fútbol. Nosotros construimos variables para analizar las estadísticas como el lugar geográfico, la divisional, si eran del Ascenso o la Primera”.
Para el sociólogo, que trabaja junto a la ONG que encabezan la ex dirigente del club Atlanta Mónica Nizzardo y el ex juez Mariano Bergés, “no se puede delimitar la violencia que sucede en el fútbol porque se origina como un fenómeno de índole relacional. Hay una conexión entre la violencia y la forma de relacionarse. No se puede hacer de los estadios de fútbol una fortaleza para correr después la violencia hacia fuera”.
Según el investigador, “tampoco podemos resolver el problema de manera expulsiva echando al otro, como si construyéramos el muro que hicieron en San Isidro”. Uliana propone como iniciativa superadora para neutralizar o disminuir la violencia en el fútbol lo que llama “pulmones de convivencia, donde debería instarse a los hinchas a convivir, enseñarles de que se puede compartir con el otro un mismo espacio y desde ese espacio transmitir otra cosa”. Esos pulmones en las tribunas se usan hoy en los operativos de seguridad para separar hinchadas y no para unirlas.
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