FúTBOL › OPINIóN
› Por Juan José Panno
Aunque a veces se pasa de rosca, Américo Rubén Gallego es uno de los tipos más cristalinos del fútbol argentino. Dice lo que piensa y no se lo piensa dos veces. Por eso pataleó tanto cuando se enteró de lo que le había tocado en suerte (¿en suerte?) a su Independiente en el sorteo (¿sorteo?) del Campeonato Apertura (¿Apertura?) de Primera División.
El equipo de Avellaneda será local en la cancha de Lanús, pero eso no importa demasiado para sus enfrentamientos con los llamados equipos grandes: deberá enfrentarse con todos en condición de visitante. A saber:
- 6ª fecha: visita a Racing.
- 9ª fecha: viaja al Monumental a jugar contra River.
- 14ª fecha: visita a San Lorenzo.
- 17ª fecha: va a la Bombonera a enfrentarse con Boca.
Como contrapartida, San Lorenzo jugará todos los partidos contra los otros cuatro grandes como local, en su estadio del Bajo Flores.
Es cierto que en el siguiente torneo se invertirá la condición de local y visitante, con lo que todo se equilibraría, pero Gallego teme –y razones, por cierto, no le faltan– que si los resultados no acompañan, no habrá próximo campeonato para él.
En cambio, los dirigentes de los rojos están más que conformes con el fixture porque en el certamen venidero, que es cuando se definen los descensos (se recuerda que tiene bajo promedio), el equipo actuará como local. Además lo hará en el nuevo estadio, ya que se espera para fin de año al menos una habilitación parcial.
Gallego también se quejó de los partidos “durísimos” que tendrá su equipo en la primera mitad del campeonato. Veamos. Independiente tiene estos nueve partidos:
- 1ª fecha, Newell’s (L).
- 2ª fecha, Atlético Tucumán (V).
- 3ª fecha, Godoy Cruz (L).
- 4ª fecha, Estudiantes (V).
- 5ª fecha, Vélez (L).
- 6ª fecha, Tigre (L).
- 7ª fecha, River (V).
- 8ª fecha, Chacarita (L).
- 9ª fecha, Central (V).
Aquí se le fueron las patas en el pataleo. No es para tanto. Independiente tiene que jugar contra dos que ascendieron (Atlético Tucumán y Chacarita); contra uno que se salvó en la Promoción (Central) y otro que casi la juega (Godoy Cruz). Por otra parte, Newell’s y Tigre no son tan cucos. Que a los rojos todo le resultará cuesta arriba si no se refuerza, es muy seguro. Pero ése es otro cantar.
Si los de Independiente protestan por el programa de partidos, ¿qué tendrían que hacer los tucumanos de Atlético, que en sus primeros cuatro encuentros tienen que vérselas contra San Lorenzo, Independiente, Huracán y Boca? Tres grandes y Huracán, que para algunos sigue siendo grande y que, en todo caso, está agrandado por su fenomenal campaña en el Clausura anterior.
No hay sorteos en estos torneos. Se define la primera fecha a dedo y a partir de ahí un programa informático va ordenando lo que sigue. Así, por ejemplo, Huracán agarra los que larga Independiente (al revés de la temporada anterior, cuando los rojos tomaban los rivales que dejaba el equipo de Parque Patricios) y Boca agarra los que larga Huracán. Tigre toma los que deja Racing y River los que dejó Tigre... De todos modos,la regla tiene sus excepciones:
El ordenamiento informático está hecho de modo tal que Boca y River no jueguen al comienzo del torneo (la cosa todavía no está caliente), ni al final (se corre el peligro de que uno de los dos o los dos estén fuera de carrera). Hace ya tres campeonatos que el superclásico se disputa en la décima fecha. El primer clásico, según quedó estipulado, será el de Estudiantes y Gimnasia en la segunda fecha. Uno viene de consagrarse campeón de América y el otro de salvarse del descenso. Les conviene jugar cuanto antes para batir records de recaudación.
Se supone que lo natural es que se realice un sorteo hecho y derecho, pero el negocio de la televisión no lo permite. No se podría tolerar una fecha con varios clásicos juntos o varias fechas sin clásicos, ni que River o Boca tengan compromisos teóricamente difíciles en las primeras fechas.
La coartada es que se trata de armar los partidos considerando, entre otras cuestiones, los pedidos de los comités de seguridad, para evitar situaciones de violencia. A nadie se le ocurre pensar que el mejor modo de impedir broncas y pataleos es recurriendo a la transparencia. El antecedente más fresco de sorteos a escondidas, sin cámaras de televisión, es la definición del anterior Campeonato Apertura, en el triangular en el que se cruzaron Tigre, San Lorenzo y Boca. En aquella ocasión lo lógico debió ser que se definiera por sorteo cuál equipo quedaba afuera de la primera fecha y cuál equipo se debía medir en la segunda con el perdedor de la primera y en la segunda con el ganador. Pero ya se sabe que en la AFA –como en el fútbol mismo– no hay lógica que valga.
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