Ser mecánico le juega a favor a Cyril Despres, bicampeón del Dakar en moto, para ser uno de los protagonistas de esta edición 2010. “Sin dudas que sirve –cuenta el francés–. En la etapa de Fiambalá estábamos en altura y con arena blanda, y el 70 por ciento de los competidores tuvo problemas porque los motores se calentaban mucho y las motos se paraban. Entonces, sabiendo que yo podía tener el mismo problema, desde el kilómetro 25 decidí estar atento para no pasar más de la mitad del acelerador, y vigilar el agua y el aceite constantemente. Así fui más lento, pero me fue bien: iba pasando a los pilotos que me encontraba en el camino. Podría haber superado por más de 40 minutos a los demás, pero en función de la mecánica preferí regular el ritmo. Finalmente gané la etapa con 10 minutos sobre el segundo. Pero creo que una mala decisión o la ansiedad por ganar tiempo podrían habérmela hecho perder por más de una hora.”

El francés le lleva una hora y 20 minutos de ventaja al noruego (y eterno segundo) Pal Ullevalseter, después de haber terminado quinto en la etapa que ganó el chileno Francisco “Chaleco” López. “Al Dakar hay que correrlo, y todavía no terminó –aconseja–. Hasta ahora vengo bien, pero un error de navegación o una caída podrían hacer que pierda todo lo que hice hasta ahora. Siempre corro viendo la carrera como un todo y no pensándola por etapas. Hay días en que uno se levanta cansado y sabe que ese día no va a hacer diferencia. Entonces, por ejemplo, si hay que recorrer 400 kilómetros, voy tranquilo los primeros 200 y después veo cómo encaro el próximo tramo. Hay etapas de táctica y técnica, y otras, de fuerza. La experiencia es clave.”

Despres tiene una forma muy curiosa de recuperarse después de cada etapa: mayor desgaste: “En el Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Red Bull, en Austria, donde me hicieron una serie de estudios y me entrené muy duro, descubrieron que es muy bueno para mi cuerpo andar en bicicleta fija unos 40 minutos después de cada especial, porque de esta manera los músculos recuperan el oxígeno y se reactiva la circulación de la sangre. Lo practico en cada etapa”, asegura.

La exigencia no sólo es física sino también mental, según indica el motociclista: “Continuamente se toman decisiones estratégicas. En La Rioja había mucha niebla y lluvia. En ese momento hay que pensar que si uno va muy rápido se puede caer, y esto es muy grave. Entonces tomé la decisión de ir más lento, aunque me pasaran otros pilotos. Se complicaba porque hace meses me preparo para ir muy rápido. Al final no perdí mucho tiempo con respecto a los primeros, y además no sufrí ningún accidente. Acá hay etapas en las que podés ganar tiempo, pero hay otras (que son muchas) en donde podés perder la carrera”.