- San Lorenzo ganó porque fue, de los dos, el único que así lo quiso. Le faltaron ideas, pero tuvo un único mérito: no se apresuró, ni se dejó llevar por la ansiedad que bajaba de las tribunas.

- Simeone hizo cambios ofensivos porque no le quedó más remedio: terminó atacando con tres. De un desborde de Bordagaray por la derecha llegó el gol de Alfaro, a ocho minutos del final.

- A Tigre lo único que le interesó fue el empate. Caruso Lombardi puso dos líneas de cuatro para defenderse a ultranza y nunca más de dos hombres por delante de la línea de la pelota. La derrota castigó su ánimo especulativo.