Argentinos entendió ayer que para llegar con chances serias de ganar el título a la última fecha, tenía que exhibir una búsqueda permanente por los tres puntos. Y a pesar de correr muchos riesgos que lo situaron cerca de recibir una goleada que hubiera sido lapidaria, el equipo mostró entereza para no renunciar a su objetivo, más allá de las dificultades. En un encuentro de mucha atracción, el local comenzó ganando con un gol de Pavlovich, quien convirtió con un toque suave luego de una habilitación de Calderón desde la izquierda. Pero Argentinos no pudo disfrutarlo mucho, porque un minuto después Núñez igualó desde un tiro de esquina que sorprendió a Ojeda (reemplazó a Peric, que se fue lesionado a los 18 minutos). Cuando se jugaban sólo dos minutos del segundo tiempo, Gandín marcó de cabeza entrando por la derecha, luego de un centro de Piatti desde el otro lado. Núñez volvió a convertir el tercero para Independiente, pegándole cruzado luego de recibir la pelota de Gandín.

La recuperación de Argentinos se inició seis minutos después de ese gol de su adversario, cuando Pavlovich definió con un cabezazo luego de un envío de Canuto desde el sector derecho. Sabia provocó el primer desahogo de la tarde a los 44 minutos de la segunda parte, cuando recibió la pelota luego de varios rebotes en el área y la ubicó cerca del palo derecho de Gabbarini. El estallido se dio exactamente a los 48 minutos, cuando la figura de la cancha, el defensor Caruzzo, le pegó con fuerza después de capturar otro rebote y la pelota ingresó lentamente luego de desviarse en Tuzzio. El delirio era total.

Pero, antes de eso, Independiente tuvo más chances para marcar y no las aprovechó: Ojeda, el travesaño y la falta de precisión de algunos de sus jugadores lo impidieron. En la más clara, el arquero le ganó un mano a mano a Gandín, que pareció pegarle sin mucha convicción, cuando el partido estaba empatado en tres.