Lun 12.07.2010
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FúTBOL › DE CAMPEóN DE LA EUROCOPA A MONARCA EN EL MUNDIAL

La nueva potencia del fútbol

España se consagró con un gol de Andrés Iniesta a tres minutos de la definición por penales. Holanda intentó ablandar a las patadas a su rival, pero terminó con nueve amarillas, un expulsado y una deslucida imagen final.

› Por Sebastián Fest

El fútbol vio nacer a España como nueva potencia de los mundiales, el octavo miembro de un selecto y envidiado grupo que no se ampliaba desde 1998. Con un gol de Andrés I-niesta a los 117 minutos, España batió a Holanda en una sucia y tensa final. Adiós a la larga espera de una de las dos grandes naciones futbolísticas del planeta que aún no habían podido alzar el trofeo de la Copa del Mundo. Holanda, país también enloquecido por la pelota, tendrá que esperar al menos hasta Brasil 2014 tras perder la tercera final de su historia.

Johan Cruyff no se sentiría orgulloso de los suyos, la antítesis de la lujosa “Naranja Mecánica” de los ’70. Salieron a trabar el partido, a destruir antes que a crear. Una hemorragia de faltas y tarjetas amarillas tiñó el raleado césped de Soccer City; y España, como le había sucedido más de una vez en el Mundial, comenzó a sufrir.

Jobulani, la pelota especialmente creada para la final –nueva vuelta de tuerca comercial del conglomerado Adidas–, pronto se vio sacudida: volaba, a veces maltratada por los nervios de dos selecciones que tenían la oportunidad de su vida.

España tuvo a Holanda contra su arco en los primeros 15 minutos, en los que Ramos y Pedro mostraron enormes ganas y movilidad; pero pronto los campeones de Europa comprobaron que no sería una noche para toque, juego asociado y velocidad. Holanda sabría cómo evitarlo.

Villa se lo perdió y enseguida comenzó el concierto de Howard Webb, el árbitro, que sacaría cinco amarillas en menos de media hora y 14 en el partido, algo sin antecedentes desde que en México ’70 comenzaron a utilizarse las tarjetas.

Van Persie por falta a Capdevila, Puyol por falta a Robben, Van Bommel por atropellar a Iniesta y Ramos por falta a Kuyt. Hasta que llegó De Jong, que debió haber recibido la roja tras una patada de kung-fu en el pecho de Xabi Alonso.

El peligro holandés llegaba por el sector de Robben, que complicaba a Capdevila. Los tapones de Sneijder marcados en el muslo de Busquets llevaron a Webb a mantener una pequeña charla con el enganche holandés.

El segundo tiempo llegó sin cambios en las formaciones y, a los 54, Van Bronckhorst, el capitán holandés, sumó la sexta amarilla. Tres minutos más tarde, Heitinga se llevaba la séptima por un pisotón a Xavi, aunque enseguida cabeceaba con peligro en el arco de Casillas.

Del Bosque hizo entrar a Navas por la derecha en lugar de Pedro, que ya había perdido la pimienta inicial. Entonces llegó la más clara de Holanda: un pase en diagonal de Sneijder a Robben perforó la defensa española para dejar al extremo solo frente a Casillas. Nervios de acero del arquero para esperar la decisión del holandés y un pie salvador evitaron el gol.

En la recta final de los 90, ambos equipos estaban nerviosos, pero Holanda parecía más cómoda con su papel en la final. Tan tenso era el partido que nada menos que Iniesta le tiró un manotazo a Van Bommel –muy listo para desquiciar– y Del Bosque fue contenido en el área técnica. El delantero español se salvó de la amarilla.

A los 84, Van Persie le bajó con su espalda una pelota a Robben, que volvió a encontrarse con Casillas, un maestro para cubrir la pelota y cualquier posibilidad de tiro. Robben, además, se llevó la novena amarilla, séptima de Holanda.

“¡Penal!”, gritó Del Bosque fuera de sí en el arranque del suplementario, al ver caer a Xavi ante Heitinga. Holanda ya no estaba tan fresca, llegaba tarde, y España encontraba algo de su toque habitual con Iniesta cada vez más claro. Así, Stekelenburg le sacó con los pies el grito de gol de la boca a Fabregas, que había entrado por Xabi Alonso, tras una gran habilitación de Iniesta. Mathijsen tuvo también una oportunidad clara.

La final, en efecto, se abría. Holanda, bastante tarde para los méritos que venía haciendo, se quedó con diez tras la segunda amarilla y consecuente roja a Heitinga en un lance con Iniesta. El destino de los penales parecía cada vez más cercano, pero entonces Torres, que ingresó por Villa, combinó con Cesc, éste habilitó en el área a Iniesta y el pequeño y pálido Andrés se convirtió en gigante y héroe de España por los siglos de los siglos: con un derechazo cruzado batió a Stekelenburg para poner el 1-0 a tres minutos del final.

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