FúTBOL › UN PUNTO EN TRES PARTIDOS Y AHORA LE TOCAN VéLEZ Y SAN LORENZO
› Por Facundo Martínez
Los hinchas de Boca ya tienen lo que se dice un dato radical: Claudio Borghi entró con el pie izquierdo. Más allá de las grandes expectativas que generó la llegada del entrenador campeón del último Clausura, de las ilusiones que en la previa al inicio del campeonato se habían cimentado gracias al arribo de refuerzos de lujo, de la alegría que generó la difícil renovación de la estrella del equipo, el lesionado Juan Román Riquelme, más allá de todo eso está la realidad. En este caso cruel.
Boca volvió a jugar mal ayer, evidenciando fallas importantes en su planteo futbolístico, y no sólo por la ya tan manoseada línea de tres defensores con la que insiste Borghi, sino más bien por la absoluta desconexión que, salvo en unos pocos primeros minutos de partido, parecen sufrir defensores, mediocampistas y atacantes. Todos a la vez.
El DT se cansó de decirlo, “el equipo está armado para Riquelme”, y ahí tiene Boca su principal problema. Borghi no encuentra reemplazante. Y los cambios ensayados como para intentar cubrir esa ausencia no vienen dando resultados. Ayer le tocó sufrir esa presión a Marcelo Cañete, que debutó como titular en un partido oficial pero todavía se muestra livianito como para cargarse semejante responsabilidad.
Tampoco ayudaron a Cañete ni Matías Giménez ni el también debutante Leandro Marín, ni siquiera el ingreso de movedizo Pablo Mouche, que se suponía iba a aportar más vértigo y juego por la bandas, pero nada. Y ni hablar de cómo juega en este Boca sin Riquelme el bueno de Martín Palermo, hoy más cerca de la historia que del gol.
Con el segundo tanto de All Boys, que ayer en cancha de Huracán parecía ser mucho más que Boca, a los hinchas se les acabó la paciencia. “Movete Boca, movete/ movete y dejá de joder”, cantaron los de la Doce y el eco se multiplicó por toda la popular y la platea que ocupaban los visitantes.
A Boca no le pasó lo que el fixture le había preparado a los de Floresta, la tenía más bien fácil, pero ahora se le complica y, sin resultados favorables, Borghi parece estar contra las cuerdas. Un triunfo ayer le hubiera dado un poco de aire, pero la derrota ofrece un panorama sombrío. El equipo no sólo no aparece, sino que encima pierde puntos que son vitales para su objetivo en el semestre. Y la paciencia se agota.
Para salir adelante, Boca debe reaccionar, apelar al orgullo y a la jerarquía de sus jugadores. Pero la mano no viene fácil. Para colmo, el próximo rival será Vélez, sin dudas el mejor equipo que viene mostrando este inicio del torneo, que juega de memoria, que está aceitado en todas sus líneas y que tiene dos jugadores, Maxi Moralez y el Burrito Martínez, que le ponen mucha pimienta al ataque. Boca tendrá a favor la localía, y tendrá que hacerla valer. Porque después se le viene San Lorenzo, otra vez en la Bombonera. Y si las cosas no le salen, probablemente Borghi se quede sin margen para maniobras.
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