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Default también en el fútbol
Por Osvaldo Pedroso
Por qué se armó esta farsa –que acaba de concluir con tres triunfos– de una gira americana con un equipo que no es representativo de lo mejor del fútbol argentino? Muy simple: para tratar de juntar algún dinero. El negocio del fútbol está en crisis en todo el mundo y se trata de hacer alguna diferencia como se pueda. Así, la AFA armó un equipo de cabotaje para recaudar algunos dólares sobre la buena voluntad de entidades amigas. Porque, por supuesto, este cuadro de la gira americana no es presentable a mayor nivel y nadie lo aceptaría como la verdadera Selección Argentina. Por eso es que frente a Holanda, el miércoles, Argentina de verdad deberá presentarse con sus mejores jugadores, básicamente los que actúan en Europa.
Pero el fraude en esta aventura futbolística tiene otra dimensión, acaso menos coyuntural, que potencia el problema del default a gran escala. Se trata de la idea del juego, de la naturaleza del fútbol que practica la Argentina. Si bien el nivel de la selección de cabotaje es notoriamente inferior al que seguramente presentará –y en general ha presentado– la selección verdadera, la diferencia es sólo de grado, porque el tipo de fútbol que desarrollan una y otra es básicamente el mismo –y es lógico– por ser Marcelo Bielsa el director técnico de ambas, y jueguen Juan o Pedro sus concepciones no varían. Lo que señalo como fraude o como gran equívoco es que ninguna de las dos selecciones desarrolla un fútbol refinado, identificado con lo que la tradición reconoce como típicamente sudamericano, asentado en una técnica depurada, con la sutileza del buen toque y las combinaciones como base del dominio del juego. Para nada.
Hace mucho que Argentina no juega de ese modo; en cambio, así siguen pensando el fútbol en otros lugares como Brasil, Colombia o México. Nada de toque, nada de gambeta, nada de lujo, nada de pausa como vía para abrir un claro: vértigo, marca, encimar, achicar, mucho físico, transpirar la camiseta, perseguir implacablemente al defensor adversario, especular con el error ajeno, centro y gol.
Así, en esta hora del derrumbe argentino, el default llegó también al fútbol. Pura simulación. Se actúa como si tuviéramos una selección cuando apenas es un equipito formado con lo que no pudo colocarse afuera, y seguimos sosteniendo que jugamos “la nuestra” simplemente porque ganamos la mayoría de los partidos. Es verdad, les ganamos a casi todos, quizás a todos excepto a Brasil, pero la mayoría nos da el toque en cualquier lugar de la cancha, aun aquellos humildes equipos a los que teminamos ganándoles por goleada.