Lun 14.05.2012
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FúTBOL › EL DILEMA QUE ATENAZó EL DESARROLLO DEL PARTIDO EN LA BOMBONERA

La Copa, el torneo y el miedo de perderlo todo

› Por Juan José Panno

¿Darle prioridad a la Copa Libertadores o al campeonato local? ¿Jugar todos los partidos con titulares o intercalar suplentes? Es el dilema que siempre se plantea cuando se llega a las instancias en las que ahora están Boca y Vélez. A los dos planteles (y a los hinchas de ambos clubes) les interesa más la Copa, pero los entrenadores tienen miedo de quedarse con las manos vacías y suelen navegar a dos aguas. Y como algunos jugadores quieren estar siempre y los entrenadores confían en los jugadores emblemáticos, se producen desgastes físicos que conspiran contra el rendimiento de los equipos y, fundamentalmente, contra el brillo de los espectáculos.

En Boca jugaron ayer Sánchez Miño y Caruzzo en lugar de Erviti e Insaurralde. Sólo dos cambios con relación a la formación que presentó ante Unión Española en Chile. Y se dio el caso de que Chávez, un suplente de lujo, no jugó un solo minuto en los dos importantes partidos disputados por el equipo. Blandi –que venía de vestirse de héroe ante Rafaela– sólo actuó dos minutos en Chile y se quedó en el banco ayer.

Flotó la sensación de que Falcioni tardó demasiado en hacer los cambios (Franco Sosa entró por Cvitanich y Araujo por Mouche) que debían aportar un poco de oxígeno, aunque en su descargo hay que considerar que, en el segundo tiempo, Boca –con un jugador menos– era más que Vélez y había mejorado un poco su pálida actuación del período inicial.

Ricardo Gareca, por su parte, hizo cuatro cambios con relación a su encuentro con Atlético Nacional por la Libertadores. Salieron Pratto (lesionado), Cerro, Cabral y Martínez y entraron Canteros, David Ramírez, Insúa y Obolo. En el segundo tiempo del partido de la Bombonera entró el Burrito Martínez, provocando terror en los hinchas boquenses y un poco de nervios en Falcioni, quien dispuso inmediatamente el ingreso de Franco Sosa y el reacomodamiento de la defensa. Pero el Burrito Martínez entró en la misma sintonía de todo Vélez, que mostraba prolijidad para tocar la pelota y hacerla circular, pero no potencia ofensiva ni ideas para inquietar un poquito a Orion.

Seguramente cuando deban viajar a Brasil (dentro de 10 días, Boca jugará en Río con Fluminense y Vélez contra Santos), los entrenadores van a presentar otra combinación distinta. En la próxima fecha, Boca debe jugar contra Racing y Vélez en su cancha contra Belgrano.

Todos quieren más la Copa que el campeonato local, pero el miedo de quedar afuera de todo es muy grande. En Boca se nota más.

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