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Por P. V. y J. J. P.

Por qué Riquelme no pudo imponer su juego en el Barcelona?
–Porque nunca lo dejaron. A Riquelme lo soltaron en el bosque y le dispararon en la espalda. Cuando fue a Barcelona me preguntaron si iba a ser útil. “Con Van Gaal no, no lo traigan porque no va a jugar”, contesté. Porque tiene otra manera de ver el fútbol. Riquelme es un tipo muy especial, con una convicción muy firme, entiende el fútbol de una manera muy sencilla, con toda la grandeza que tiene el fútbol, y de ahí no se baja ni aunque lo maten. Entonces, es imposible que juegue con Van Gaal, y con Antic menos. Además, cometen una injusticia con esos jugadores. Les dicen “tiene que recuperar la pelota”, pero ¿por qué no le piden a Puyol que meta pelotas de gol? No, con Puyol les alcanza con la mitad... ¿Pero a Riquelme le pedís todo y con Puyol la mitad está bien? ¿Sabés por qué? Porque pedirle a un tipo que corra es más fácil. Van Gaal tenía que cambiar toda su filosofía y la del equipo para que Riquelme jugara. Era imposible.
–¿Y qué tendría que hacer Riquelme?
–Yo le diría “vaya y juegue, y después en la cancha pida la pelota y haga lo que sepa”. Es cierto que le falta un poco de rebeldía, pero es difícil porque los demás no te dan bola. Después hablan de la organización del fútbol europeo: compran a Riquelme y le piden que juegue de otra manera. En Boca se sentía protegido por la gente, por el entrenador que le daba afecto, por los compañeros que le daban la pelota, y ahora le quitaron la pelota, el afecto, y además le dicen “tiene que recuperar pelotas”.
–¿Por qué a Saviola le fue mejor?
–Porque tiene gol. Pero está jugando mucho menos de lo que jugaba en River. Futbolísticamente no ha crecido nada; al revés, ha involucionado. Ahora, como tiene gol, zafa. La mete y chau.
–¿Aimar se adaptó bien?
–Como resuelve un poco más en velocidad, y está más cerca del arco, le resulta más sencillo. En cambio, Riquelme está en la elaboración. Aunque a Aimar le falta un poco de pausa. ¿Sabés qué ganas de jugar al fútbol que tiene? En el último jugador en el que el técnico (Rafa Benítez) confió es en Aimar, y en el primero en el que desconfía es en él. Es jodido jugar así; cuando entrás, tenés que ser Gardel; si no, salís.