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Domingo, 2 de mayo de 2004

ANTICIPO

El país argentinoide

Sudamericana lanza en estos días Poemas de Osvaldo Lamborghini, una completa recopilación al cuidado de César Aira. Radarlibros reproduce dos poemas (uno de ellos, absolutamente inédito y el más antiguo de los de esta entrega) y algunos párrafos del editor que sitúan la obra poética de uno de los escritores míticos argentinos.

Notas

Por César Aira

Poemas fue el nombre que eligió Lamborghini para el único libro de poesía que publicó, y lo hemos repetido en esta recopilación. Ni “completos” ni “escogidos”, lo segundo porque hemos reunido sin seleccionar todo lo que encontramos entre sus papeles que tuviera forma de poema; lo primero, porque no podemos asegurar (y casi podemos asegurar lo contrario) que no se hallarán más poemas suyos en el futuro. Ya señalamos, al editar sus narraciones, la resistencia que opone Lamborghini a una clasificación convencional en géneros. Hemos retenido bajo el título de Poemas todo lo que visualmente se pareciera a un poema (la “prosa cortada”) salvo en los raros casos en que él mismo había presentado como poesía una página en prosa, o en las series de textos que alternan prosa y verso, series que hemos mantenido completas.
Con una sola, y sorprendente, excepción, no se han conservado poesías juveniles. El Fiord (1969) sigue siendo el umbral inaugural de su obra. Si hubo aprendizaje, se completó con este relato, cuya perfección le impone al lector (y antes al editor) una norma de prudente respeto a todo lo que vino después.
La excepción es un poema de adolescencia, que sobrevivió por estar manuscrito en las páginas de guarda de un libro de la biblioteca familiar. Unico vestigio de la vocación literaria del niño que sería Osvaldo Lamborghini, propone un inquietante juego de regresos, y le corresponde abrir el volumen.
Sus primeros poemas los reunió con vistas a la publicación en el volumen que quizá se llamó originalmente Fetichismo, luego Sebregondi retrocede, y terminó apareciendo con ese nombre y como “novela”, prosificado. Su versión en verso la incluimos como apéndice al segundo tomo de Novelas y Cuentos.
Casi diez años después, en 1980, volvió a hacer una recopilación y balance poéticos, en el ya mencionado libro Poemas. Se trata de dos poemas largos y dos cortos, los cuatro publicados previamente en revistas.Durante la década no hubo más poesía, excepto algunos pocos poemas enviados en cartas, algo que quedó en cuadernos, y un proyecto extenso del que sólo aparece haberse conservado “En el Cantón de Uri”, enviado a una revista académica norteamericana con la advertencia de que es un “fragmento”.
Y ahí se terminó la historia visible de la poesía de Osvaldo Lamborghini. Dándole un significado más a su famosa fórmula, “primero publicar, después escribir”, en el momento en que terminaron sus publicaciones (hacia 1980), se desencadenó una pródiga escritura multiforme.
No todo este material es rigurosamente inédito. Una forma de “publicación” privada que usó Lamborghini fue la de dactilografiar poemas y darlos a leer, o regalarlos a sus dedicatorios.
Los manuscritos, en cuadernos, agendas, hojas sueltas, muestran todos los estadios desde la anotación casual de unos pocos versos hasta el poema largo o serie de poemas, de desarrollo muy elaborado (aunque siempre hay un aire de “borrador definitivo” en toda su poesía). En las notas señalamos las condiciones en que hallamos cada uno, pero los reproducimos todos. En el último período, el de los años 1983 a 1985, que corresponden a su segunda estada en Barcelona, se impuso definitivamente la anotación improvisada de poemas, quizá porque los desarrollos elaborados se concentraron en la materia novelesca (en la saga del Pibe Barulo, y en la mucho más extensa y trabajada de los Tadeys).

Poemas

Por Osvaldo Lamborghini

Tres veces en la noche
sonaron las campanas
mientras mi Infancia
recorría
tierras extrañas.
Porque todavía
todavía mi Infancia
viene a buscarme
con un galope en las piernas
y en sus labios
una sonrisa salvaje.

Cuando anda por ciudades
para que no la vea la gente,
mi Infancia
se disimula en el demoníaco aire.
Porque ella es muy linda
muy suave y muy frágil
y tiene miedo
de las gentes grandes.
Me viene a buscar
a mi cuarto de sueños
y me cuenta
que con una hoja de palmera
navega los mares
como atraviesa las selvas
deslizándose por los árboles
Después
entre lloriqueos me cuenta,
sentada sobre mis rodillas
que un niño casi la atropella,
con su bicicleta
y cómo en un río, una anguila
la azotó con su cola eléctrica.
Mi Amor, entonces
le cura las heridas
porque con su presencia
mi cuarto de sueños
se convierte en un Valle de Vida.
¡Mi Infancia, mi Infancia!
Con un galope en sus piernas
todavía viene a buscarme.

Ayer

¿Cuándo murió Cámpora?
Ayer, 19 de diciembre de 1980, pero,
la verdad, ¿a quién va a importarle la verdad?
–en el país inmundo (amado)
donde el pajarraco inmundo ¡Martínez!
de Hoz puede ser ministro de Economía:
en el país argentino estéril
de los estériles militares argentinos.
Me acuerdo que Perón decía: “–No,
si las armas no las tienen de adorno,
lo que tienen de adorno es la cabeza”.¡El país argentinoide!
¿Cuándo murió Cámpora?
Ayer, querida mía.

Si vos supieras (sabés)
cuántas leguas de tierra cuesta cada palabra
y que encima, debajo, la pueblan y repueblan de cadáveres:
el ‘80, ¡qué hijos de puta!
trajeron a los inmigrantes
–para matarlos.
El loquito Videla y el degenerado de Harguindeguy.
Y el pelotudo máximo: Viola.

Agotaron la cuota del perdón, que era mucha.
¡Y yo hablo en serio, no estoy jodiendo!
Lamborghinis del mundo, uníos.

Algunos, para hacerse la paja, utilizan la mano de Zenón:
bella como un talón, nadie lo niega,
Digámoslo a coro, idiotas: “¡Telón!”

En la Epoca en que no hay un carajo para transferir...

Pero es la Gran Epoca (jamás minúsculos)
Precisamente: porque...


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