ANTICIPO
Sudamericana lanza en estos días Poemas de Osvaldo Lamborghini, una completa recopilación al cuidado de César Aira. Radarlibros reproduce dos poemas (uno de ellos, absolutamente inédito y el más antiguo de los de esta entrega) y algunos párrafos del editor que sitúan la obra poética de uno de los escritores míticos argentinos.
Por César Aira
Poemas fue el nombre que eligió Lamborghini para el único
libro de poesía que publicó, y lo hemos repetido en esta recopilación.
Ni “completos” ni “escogidos”, lo segundo porque hemos
reunido sin seleccionar todo lo que encontramos entre sus papeles que tuviera
forma de poema; lo primero, porque no podemos asegurar (y casi podemos asegurar
lo contrario) que no se hallarán más poemas suyos en el futuro.
Ya señalamos, al editar sus narraciones, la resistencia que opone Lamborghini
a una clasificación convencional en géneros. Hemos retenido bajo
el título de Poemas todo lo que visualmente se pareciera a un poema (la
“prosa cortada”) salvo en los raros casos en que él mismo
había presentado como poesía una página en prosa, o en
las series de textos que alternan prosa y verso, series que hemos mantenido
completas.
Con una sola, y sorprendente, excepción, no se han conservado poesías
juveniles. El Fiord (1969) sigue siendo el umbral inaugural de su obra. Si hubo
aprendizaje, se completó con este relato, cuya perfección le impone
al lector (y antes al editor) una norma de prudente respeto a todo lo que vino
después.
La excepción es un poema de adolescencia, que sobrevivió por estar
manuscrito en las páginas de guarda de un libro de la biblioteca familiar.
Unico vestigio de la vocación literaria del niño que sería
Osvaldo Lamborghini, propone un inquietante juego de regresos, y le corresponde
abrir el volumen.
Sus primeros poemas los reunió con vistas a la publicación en
el volumen que quizá se llamó originalmente Fetichismo, luego
Sebregondi retrocede, y terminó apareciendo con ese nombre y como “novela”,
prosificado. Su versión en verso la incluimos como apéndice al
segundo tomo de Novelas y Cuentos.
Casi diez años después, en 1980, volvió a hacer una recopilación
y balance poéticos, en el ya mencionado libro Poemas. Se trata de dos
poemas largos y dos cortos, los cuatro publicados previamente en revistas.Durante
la década no hubo más poesía, excepto algunos pocos poemas
enviados en cartas, algo que quedó en cuadernos, y un proyecto extenso
del que sólo aparece haberse conservado “En el Cantón de
Uri”, enviado a una revista académica norteamericana con la advertencia
de que es un “fragmento”.
Y ahí se terminó la historia visible de la poesía de Osvaldo
Lamborghini. Dándole un significado más a su famosa fórmula,
“primero publicar, después escribir”, en el momento en que
terminaron sus publicaciones (hacia 1980), se desencadenó una pródiga
escritura multiforme.
No todo este material es rigurosamente inédito. Una forma de “publicación”
privada que usó Lamborghini fue la de dactilografiar poemas y darlos
a leer, o regalarlos a sus dedicatorios.
Los manuscritos, en cuadernos, agendas, hojas sueltas, muestran todos los estadios
desde la anotación casual de unos pocos versos hasta el poema largo o
serie de poemas, de desarrollo muy elaborado (aunque siempre hay un aire de
“borrador definitivo” en toda su poesía). En las notas señalamos
las condiciones en que hallamos cada uno, pero los reproducimos todos. En el
último período, el de los años 1983 a 1985, que corresponden
a su segunda estada en Barcelona, se impuso definitivamente la anotación
improvisada de poemas, quizá porque los desarrollos elaborados se concentraron
en la materia novelesca (en la saga del Pibe Barulo, y en la mucho más
extensa y trabajada de los Tadeys).
Poemas
Por Osvaldo Lamborghini
Tres veces
en la noche
sonaron las campanas
mientras mi Infancia
recorría
tierras extrañas.
Porque todavía
todavía mi Infancia
viene a buscarme
con un galope en las piernas
y en sus labios
una sonrisa salvaje.
Cuando anda
por ciudades
para que no la vea la gente,
mi Infancia
se disimula en el demoníaco aire.
Porque ella es muy linda
muy suave y muy frágil
y tiene miedo
de las gentes grandes.
Me viene a buscar
a mi cuarto de sueños
y me cuenta
que con una hoja de palmera
navega los mares
como atraviesa las selvas
deslizándose por los árboles
Después
entre lloriqueos me cuenta,
sentada sobre mis rodillas
que un niño casi la atropella,
con su bicicleta
y cómo en un río, una anguila
la azotó con su cola eléctrica.
Mi Amor, entonces
le cura las heridas
porque con su presencia
mi cuarto de sueños
se convierte en un Valle de Vida.
¡Mi Infancia, mi Infancia!
Con un galope en sus piernas
todavía viene a buscarme.
Ayer
¿Cuándo
murió Cámpora?
Ayer, 19 de diciembre de 1980, pero,
la verdad, ¿a quién va a importarle la verdad?
–en el país inmundo (amado)
donde el pajarraco inmundo ¡Martínez!
de Hoz puede ser ministro de Economía:
en el país argentino estéril
de los estériles militares argentinos.
Me acuerdo que Perón decía: “–No,
si las armas no las tienen de adorno,
lo que tienen de adorno es la cabeza”.¡El país argentinoide!
¿Cuándo murió Cámpora?
Ayer, querida mía.
Si vos supieras
(sabés)
cuántas leguas de tierra cuesta cada palabra
y que encima, debajo, la pueblan y repueblan de cadáveres:
el ‘80, ¡qué hijos de puta!
trajeron a los inmigrantes
–para matarlos.
El loquito Videla y el degenerado de Harguindeguy.
Y el pelotudo máximo: Viola.
Agotaron
la cuota del perdón, que era mucha.
¡Y yo hablo en serio, no estoy jodiendo!
Lamborghinis del mundo, uníos.
Algunos,
para hacerse la paja, utilizan la mano de Zenón:
bella como un talón, nadie lo niega,
Digámoslo a coro, idiotas: “¡Telón!”
En la Epoca en que no hay un carajo para transferir...
Pero es
la Gran Epoca (jamás minúsculos)
Precisamente: porque...
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