RESEñA
Música ligera
CUANDO VAYAS A DECIR
QUE SOY UN TONTO
Vicente Muleiro
Planeta
Buenos Aires, 2004
356 págs.
POR JUAN MANUEL VALENTINI
Los Ligero son una familia humilde que está hundida en la pobreza. Dolores trabaja a desgano como personal de limpieza. Martín es un jubilado precoz que a los 38 años recibe una pensión por invalidez. Los chicos, Quique y Marcelo, son dos atorrantes que andan por la vida en busca de sus destinos.
El libro relata las vivencias de la familia que reside en un conventillo de San Isidro, cuando en el ‘55 un golpe de Estado derroca a Perón. El relato llega a emparentarse con la novela histórica cuando los personajes viven en carne propia la situación del país. Serán momentos en los que las cuestiones ideológicas se exhiban sin titubeos al ritmo de la narración. Así, el autor se hará un espacio para propinarle unos buenos golpes a Carlos Menem y defenestrar a Isaac Rojas. Todo con imágenes envidiables y al ritmo de una pluma poética.
Un mundillo de personajes participa de la novela. Hablan sin pelos en la lengua, y pronuncian malas palabras que exceden la invectiva y logran registros adecuados. Todos transitan situaciones que tienen como máximos protagonistas a Quique y a Marcelo. El sexo no se priva de ingresar a la novela sin inhibiciones. Néstor, un viejo amigo de Martín que será el padrastro de los niños, lleva su perversidad por las noches hasta la cama de los chicos. Sólo Vicente Muleiro puede narrar la escena sin ponerse colorado.
Poco a poco los jóvenes encontrarán un lugar en el mundo. Marcelo se hará bailantero y escribirá Cuando vayas a decir que soy un tonto, el hit de su grupo Rugido, que apuntaba al corazón de su enamorada. Quique abrirá las puertas de un monasterio, hasta que el llamado a cumplir con el servicio militar decida su destino. Rugido será el grupo del momento. Un éxito arrollador que hace bailar a las multitudes. Mientras que la milicia se convertirá en el escenario que decida el futuro de Quique. Será el momento en que el autor arremeta contra instituciones y que lance a Marcelo a cometer justicia. Un plan que llevará al muchacho a relacionarse con malhechores y que marcará el pulso del final del libro.
Vicente Muleiro, porteño nacido en 1951, sabe muy bien lo que hizo. No por nada obtuvo el premio Periodismo Rey de España en 1998. Se desempeñó como periodista en reconocidos medios y actualmente ostenta el título de editor de la revista cultural Ñ. Entre sus obras se destacan las novelas Quedarse con la dama (1994) y Sangre de cualquier grupo (1996). También Don Perro de Mendoza (2003), un libro de cuentos para chicos. Y El dictador (2001), una biografía de Jorge Rafael Videla, que publicó en co-autoría con María Seoane.
Cuando vayas a decir que soy un tonto derrocha intelecto. Es un mundo fascinante que Muleiro narró con maestría. Y avanza empujado por ráfagas de humor. La verosimilitud que se logra a partir de los detalles y la imaginación irrefrenable hacen pensar en la obra de García Márquez. Pero el conjunto de técnicas con el que apela el autor demuestran que le sobra personalidad al relato. A juzgar por la calidad de la obra, Muleiro se ha ganado el cielo. Eso sí: que no intervenga ningún puritano en el juicio porque exigirá rever el veredicto.