Lun 10.06.2002
libros

FUNEBRES

Murió el dueño de la finca Cumbres Borrascosas

Por Branwell Cumberland,
de La Gaceta de Gimmerton

La semana pasada pasado falleció en su casa, Cumbres Borrascosas, el señor Heathcliff, dueño de varias propiedades en la región. Por orden suya, fue enterrado de noche, no se realizaron funerales ni se permitió al clero que se pronunciara alguna oración fúnebre sobre su sepultura. Tales excentricidades y los temores supersticiosos del pueblo provocaron reacciones adversas entre los lugareños, que se niegan a pasear de noche por los alrededores, aduciendo que el espíritu del señor Heathcliff aparece junto a la Iglesia o deambula por el páramo, siempre acompañado de una mujer. Por el mismo motivo no se han presentado interesados en alquilar Cumbres Borrascosas y la casa será cerrada.
La propiedad había sido adquirida por el señor Heathcliff cuando se convirtió en el único acreedor de su dueño original, el señor Hindley Earnshaw, que se vio obligado a hipotecarla para pagar deudas de juego contraídas con el propio Heathcliff. El señor Earnshaw dejó un hijo, Hareton, hoy heredero.
Nelly, criada del señor Heathcliff, aseguró a este medio: “El señor llevaba varios días sin comer o dormir. Tenía los nervios desquiciados”. Interrogada acerca de la causa de la inquietud de su patrón, comenzó a narrar las extrañas circunstancias anteriores a la muerte. “Desde hacía varios días, el señor paseaba por la casa y los alrededores, como si lo atormentaran visiones de otro mundo. Seguía con la mirada objetos imaginarios. Yo no quería permanecer en la misma habitación que él. Me asustaba: parecía un demonio.” Fue precisamente la criada quien encontró muerto al señor Heathcliff en su cama. Habría fallecido de madrugada, con la ventana de la habitación abierta de par en par a la tormenta (el cadáver se encontraba empapado). El rigor mortis impidió que la criada pudiera cerrarle los ojos y la boca, abierta en una extraña sonrisa. Una de sus manos apareció rasguñada, pero la herida abierta no sangraba. Joseph, el criado de la mansión, dijo a este cronista: “El diablo cargó con su alma, y no quise ensuciarme las manos con tan asquerosa envoltura”. El anciano Joseph cuidará la mansión, pero no se moverá de la cocina, ya que sostiene que el fantasma de su antiguo patrón visita la casa por las noches.
El señor Heathcliff llegó a nuestra región cuando era un niño. Fue adoptado por el señor Earnshaw, antiguo dueño de Cumbres Borrascosas, quien lo encontró vagando por las calles de Liverpool, solo y hambriento. Aparentemente provenía de una familia gitana. Fue criado como un hijo más de los Earnshaw, quienes lo bautizaron sólo como Heathcliff. Se rumorea que, cuando adolescente, Heathcliff vivió un romance con su hermanastra, Catherine Earnshaw. La joven, sin embargo, desposó al rico heredero Edgar Linton. Poco antes de las nupcias, el señor Heathcliff abandonó la casa y pasó varios años ausente: se desconocen sus actividades durante esta ausencia, pero se sabe que a su regreso era ya un hombre rico. Su fortuna le permitió desposar a Isabella Linton, hermana menor de Edgar, quien le dio un hijo, Linton Heathcliff. La señora de Heathcliff abandonó a su esposo durante el embarazo para instalarse en Londres: se rumorea que la sometía a malos tratos. Cuando falleció su madre, el joven Linton volvió con su padre. Poco después desposó a su prima Catherine, hija de Edgar Linton y Catherine Earnshaw, ambos ya fallecidos en aquel momento. Víctima de la tuberculosis, Linton Heathcliff murió recién casado. Su joven viuda es la otra heredera del señor Heathcliff, que no dejó descendencia directa.
Por desconocerse su fecha de nacimiento y su apellido, fue enterrado bajo una lápida sencilla que registra sólo su nombre.

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