Georg Simmel, sociólogo
Patrick Watier
Nueva Visión
125 páginas
Georg Simmel (1858-1918) es un bicho raro de la Sociología. Dueño de una obra extensísima, fragmentaria e inclasificable, Simmel siempre fue un marginal en su época: tanto por su condición judía como por su escaso reconocimiento académico. Bisagra entre el materialismo marxista y el existencialismo haideggeriano, las huellas de su filosofía vitalista resuenan en las obra de Schütz, Goffman y Maffesoli; y sus breves y encantadores ensayos detentan una actualidad sorprendente.
El trabajo de Patrick Watier, profesor de Sociología en la Universidad de Strasburgo, la misma donde Simmel dio clases los últimos años de su vida, es justo en varios sentidos: en pocas y logradas páginas presenta vida y obra del autor sin forzar su mirada de extranjero permanente. Y además, y fundamentalmente lo sitúa como a uno de los más lúcidos pensadores de las paradojas de la modernidad. Porque si en La tragedia de la cultura moderna, Simmel consignó el abismo creciente entre cultura objetiva y la cultura subjetiva, la intelectualización y racionalización creciente de la vida y el poder del dinero asaltando el conjunto de la vida social. También se ocupó de subrayar las poderosas fuerzas de individuación que recorren la vida moderna y que despuntan en personalidades libres, diferenciadas y oscilantes. Es en este marco donde exquisitas miniaturas ensayísticas como Puente y Puerta, Digresión sobre el extranjero, Los Alpes, Las ruinas, La aventura o La sociedad secreta; o el abanico de personajes como el paria, el cínico, el reservado o hasta el hombre del traje nuevo, adquieren su verdadera dimensión y muestran cómo en cada detalle puede revelarse un sentido global. El libro de Watier logra capturar la sorprendente actualidad de un sociólogo inclasificable sin intentar disciplinar su encanto.
Cecilia Sosa
Testimonios australes
Hipólito Solari Yrigoyen
Librería histórica Emilio J. Perrot
125 páginas
De las varias historias patagónicas que cuenta el ex-senador nacional por Chubut Hipólito Solari Yrigoyen en este libro, tal vez la más objetable sea la primera. Allí comenta al viaje que su correligionario Hipólito Yrigoyen realizó hacia Comodoro Rivadavia en 1918 con el fin de planificar in-situ la política petrolera. Pero ésa no es la parte de difícil digestión sino aquella en la que se refiere al “espíritu obrerista y democrático” de aquel gobierno radical encabezado por el Peludo... y no dice ni media palabra acerca de los sucesos de la Patagonia trágica. Tal omisión en el primer capítulo, obliga al lector a ejercer la desconfianza, lo que tiñe de modo inevitable el modo en que se encara el resto de la obra, que por lo demás no carece de interés. Entre las historias sureñas que cuenta, y que fueron en su momento artículos periodísticos, relata el final del cacique argentino Inacayal, un verdadero patriota que no sólo era el jefe de una tribu esencialmente pacífica sino que también abrazó con particular candor la causa de la patria, enarbolando la bandera nacional frente a su toldo y llevando un uniforme otorgado por el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Claro que todo esto no le importó a las elites porteñas que mandaron al General Roca en campaña a aquel desierto imaginario. Solari Yrigoyen también cuenta con minucia el tratamiento parlamentario que recibió su proyecto de construir un museo del aborigen y la repatriación de los restos de Inacayal (quien murió en La Plata) hacia el sur. Entonces Testimonios australes –que también incluyen referencias al destierro que sufrió Ricardo Rojas en Ushuaia, y reconstrucciones de los viajes de los pioneros Musters y Falkner– oscilan entre el silencio, la crónica y la defensa de la acción parlamentaria del autor.
Martín De Ambrosio
Lucha de calles lucha de clases
V.V.A.A.
Ediciones r y r
235 páginas
Datos, observaciones, documentos. Córdoba estalla en mayo de 1969 y en marzo de 1971. Los hechos se denominaron el Cordobazo y Viborazo, respectivamente. Un grupo de sociólogos e investigadores realiza un relevamiento periodístico de dos levantamientos populares que dejaron marca en nuestra historia. Reportajes a obreros, crónicas de los enfrentamientos con las fuerzas represivas y tomas de 550 manzanas en la Ciudad Mediterránea son algunos de los elementos de peso. La familiaridad entre los que se encuentran en las luchas callejeras, las pintadas de los estudiantes para que los soldados no repriman al pueblo y el armado de barricadas forman un único torrente de sentido. El libro también detalla la estructura económico-social de la provincia y la composición de clases que animan el conflicto político.
El libro se lee como el testimonio de una guerra civil de baja intensidad, evocando aquella frase del Mayo Francés de “tomar el cielo por asalto”. Los nombres de Agustín Tosco, Jorge Canelles, dirigentes combativos del movimiento obrero cordobés, plantean interrogantes sobre el rol actual de los sindicatos en nuestro país. A partir de informaciones periodísticas la obra va generando análisis político. Va abriendo conclusiones en el fluir de los hechos que en cada instante toma un rumbo imprevisto.
“¿Qué quiere decir un sindicato clasista? –Lo que pienso yo... de que no es neutral ¿no? Que responde a una sola clase”, responde un trabajador en conflicto. Aquí se documenta una época de severas condenas de los Consejos de Guerra Especiales para los líderes sindicales detenidos. Años de fuego con pequeñas y grandes acciones, escaramuzas y presencia de organizaciones políticas y gremiales que van buscando un cauce común para tanta rebeldía.
Sergio Kisielewsky
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