WAKLING
Un joven y un thriller en la línea de los ya maduros “Young British Novelists”.
POR MAURO LIBERTELLA
Todos cometemos errores
Christopher Wakling
Tusquets
384 páginas
Hay novelas que nos absorben en su primera línea y nos mantienen simultáneamente en un éxtasis y un hastío hasta el punto final. Y hay novelas cuyas primeras páginas parecen no llevarnos a ningún lado, hasta que de pronto nos perdimos con placer en la intrincada topografía de su literatura. Todos cometemos errores, la primera novela del inglés Christopher Wakling, pertenece al primer grupo. “Hace tres días cometí un error. Fue un desliz momentáneo, pero bastó para precipitarme en caída libre. Toda una vida se deshilachaba tras mis pasos.” Así abre la novela, y es ése y no otro el anzuelo para-atrapar-al-lector en las aguas de un thriller acelerado y sin aliento. Todos cometemos errores (cuyo titulo original, más elegante, es On Cape Three Point) es, secamente, el relato en primera persona de un abogado joven y prometedor en uno de los grandes bufetes de Londres, quien incurre en un error simple que de a poco se multiplica hasta usurpar la totalidad de su vida. La traducción de Ana Gálvez para Tusquets es buena, porque el estilo de Wakling es llano y no admite demasiada escisión entre lenguas.
Cuando leemos la primera novela de este narrador nos surge, de entre otras, la pregunta por la tradición: ¿cuáles fueron sus lecturas? En esa búsqueda de las raíces, hurgamos en el fichero mas actual de la narrativa inglesa y ahí están los aclamados Young British Novelists: el power trío integrado por McEwan, Barnes y Amis. Si bien la novela está más cerca del debut de Martin Amis que de sus otros contemporáneos (El libro de Rachel, en donde Amis relata la experiencia de convertirse en escritor), en Todos cometemos errores también se lee un eco del Chesterton de El hombre que fue jueves y la velocidad del relato norteamericano. Así, como el reguero de gotas que deja un pie que pisó el agua, las distintas líneas del thriller inglés fueron vertiendo sus gotas en las hojas de Wakling, un narrador que las toma con cautela y las transmuta en literatura moderna.
Christopher Wakling nació hace 35 años en Lincoln, un pueblo de Inglaterra. Trabajó desde joven en un bufete de abogados en Londres, y es probable que gran parte de esa experiencia esté plasmada en su primera novela. Para encontrar algo de paz y tiempo libre, se mudó por un tiempo a Australia, donde su novela tomó definitivamente forma. Cuando volvió a Inglaterra, después de su publicación, se encontró con una aceptación unánime por parte de la crítica y con traducciones a varias lenguas en curso. El caso de Wakling es el del narrador sobre el que recaen sentencias del orden de “una voz prometedora” o “el narrador que vino a tapar los huecos de la literatura actual”. Existe el peligro de que el escritor se pierda en el fragor de una consagración prematura y efímera, superficial. Es la segunda novela de Wakling, Beneath the Diamond Sky, que espera traducción castellana, la que nos dirá la línea que prefirió desarrollar. Y ahí sabremos si le agregó algún matiz, un plus al thriller clásico, o si en cambio se limitó a repetir sus formas.
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