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Una investigación de The Guardian lleva la guerra de los sexos a la lectura de ficción. Las conclusiones, por obvias, no son menos explosivas.
A la hora de indagar las lecturas que prefiere cada sexo, los más obvios estereotipos sobre hombres y mujeres parecen confirmarse. Es que los hombres prefieren las novelas que retratan la indiferencia y la alienación, especialmente cuando no se jactan de dar mensajes emocionales ni nada por el estilo. Mientras que las mujeres son decididamente amantes de las ficciones que ponen en juego hondos sentimientos, con las cuales parecen superar algunos problemas del corazón, tal como lo indica un reciente estudio de la Universidad de Londres.
Por un lado, las profesoras Lisa Jardine y Annie Watkins del Queen Mary College entrevistaron a 500 hombres, muchos de los cuales fueron elegidos por tener un vínculo profesional con la literatura. Y les preguntaron qué novela cambió sus vidas. En el top del ranking los resultados muestran a El extranjero de Albert Camus, seguido por El cazador oculto de J.D. Salinger y Matadero Cinco de Kurt Vonnegut. La investigación fue llevada a cabo por el Orange Prize de ficción (únicamente premia a mujeres) y el diario The Guardian, bautizándola Men’s Milestone Fiction.
Lo interesante es que el estudio sobre las novelas preferidas de ellos puede confrontarse con una idea similar proyectada por las mismas instituciones el año pasado, aunque en aquel entonces trataban de averiguar lo que ellas quieren. Y así nace la guerra de los sexos en lo que hace a la literatura. Los hombres prefieren libros escritos por hombres blancos y ya enterrados: solamente la fémina Harper Lee con su Matar un ruiseñor aparece en el ranking con el que se identifican los caballeros. Por el contrario, las mujeres votaron las novelas de Charlotte y Emily Brontë, así como también las de Margaret Atwood, George Eliot y Jane Austen. De acuerdo con la profesora Jardine, las mujeres eligieron una gama mucho más rica y diversa de libros, incluyendo varias obras escritas por hombres y también mucha literatura contemporánea.
“Notamos que los hombres no se toman los libros como verdaderos compañeros de viaje o guías, como sí lo hacen las mujeres. Ellos leen novelas como quien lee manuales de fotografía. Ellas leen muchas novelas de amor para sobrellevar las turbulencias amorosas y enriquecer su conducta e inspiración”, concluyó la investigadora Jardine. “Es como si los hombres entrevistados hubieran leído solamente de púberes, ya que muchos coincidieron en que la ficción no les produce nada. De hecho, muchos eligieron libros considerados non-fiction, aun cuando la pregunta decía explícitamente que se trataba de novelas de ficción.” Ya un poco enconada, Jardine expresó sin pelos en la lengua que, según el estudio, “el mundo literario inglés parece estar manejado por la gente incorrecta, ya que aquellos que deciden quién gana el Booker –por ejemplo–, no parecen estar al tanto de lo que se está escribiendo”. La autora del research reflexionó que tal vez tenga mucho que ver el hecho de que cuando Daniel Defoe y Samuel Richardson habían empezado a escribir novelas en el siglo XVIII, se trataba de un nuevo género literario reservado a las mujeres. Lisa Jardine lanzó la polémica. A ver quién tira la primera piedra o, mejor, el primer ladrillo de ficción.
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