Dom 10.06.2007
libros

QUé PASó CON TODOS NOSOTROS, DE GABRIELA SAIDON

Tics modernos

Una novela que busca explicar generacionalmente tics y manías de la clase media progre.

› Por Leonor Silvestri

Qué pasó con todos nosotros
Gabriela Saidon
Mondadori
254 páginas

La novela de Gabriela Saidon relata las peripecias de un grupo de parejas amigas a partir de la separación, sin motivo aparente, de una de ellas. Qué pasó con todos nosotros es una versión moderna de la novela de tipos y costumbres, con un retrato preciso de la cotidianidad más inmediata de la realidad argentina y su política, con todos los vicios de la clase media, especialmente entre los varones. Así desfilarán por el texto el arquitecto cincuentón que tiene un romance con su joven vecina de 17 años, un amigo que se acuesta con la esposa del otro, amas de casa sexualmente voraces, el feng shui como terapia para salvar la pareja, comentarios políticos acerca de Kirchner, el fútbol, etcétera. Por momentos, la tensión crece a través de los enredos, que lindan con un sainete rioplatense, cuando las historias se cruzan a partir de un triángulo amoroso y con episodios cada vez más enrevesados: emigrar a España después de los ’40 y tantos, el brote psicótico de la hermana menor, un hijo que embaraza a su novia y se tiene que casar, hasta el asesinato de un cartonero en un accidente de tránsito. En última instancia, Qué pasó con todos nosotros muestra a la clase media argentina que se desmorona con todas sus miserias a cuestas, es decir, la vida privada como espacio político, pero donde lo político no es ni adoctrinante ni panfletario en un texto tragicómico.

Esta inteligente novela configura una geografía de los nuevos “progres” en un lenguaje llano y accesible que imita su coloquialidad y que hace que la novela sea de fácil y rápida lectura. Desde la Lucila hasta Palermo Sensible/Hollywood, donde las esposas deben ser flacas, lindas, y si se puede, profesionales. Sin embargo, la novela no aniquila, sólo enuncia y expone sin condenar (quizá porque Saidon sabe que basta con que la clase media hable para que se hunda sola). Asimismo, queda al descubierto el sexismo de sus personajes como representantes de un grupo social: el éxito profesional de una de las protagonistas sólo puede deberse al intercambio de favores sexuales con su jefe arquitecto, por ejemplo. De todas formas, hay una vuelta de tuerca al tema, y la mujer que más parece ser objeto de las fantasías sexuales de todos termina tratando al varón como objeto de su propio deseo reprimido durante el matrimonio.

Esta novela tiene todos los rasgos necesarios para ser actual, hasta la inclusión de una sesión de chat, en un lenguaje sin nada de experimentos u ostentaciones.

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