Dom 21.06.2009
libros

Yo, tú, él

Un estudio biopolítico alrededor del concepto de persona y su relación con la vida humana.

› Por Mariano Dorr

Tercera persona
Roberto Espósito

Amorrortu
224 páginas

En siete años, Roberto Espósito (profesor de Historia de las Doctrinas Políticas y Filosofía Moral en Nápoles) publicó cuatro textos fundamentales en el debate contemporáneo en torno de las ideas de vida, comunidad y biopolítica. El primero de ellos fue Communitas, un estudio sobre la deriva léxica y filosófico-política de la noción de comunidad. Si el dilema comunitario consistió en revolver, a través de una serie de rodeos teóricos, la problemática del estar juntos, el siguiente estudio de Espósito, Immunitas, se ocupó de reflexionar sobre la noción de “vida” y la lógica inmunitaria de los aparatos institucionales, las formas jurídicas y el Estado. El tercer estudio, Bíos, es ya un texto enfocado definitivamente en la cuestión biopolítica abierta por Michel Foucault en sus cursos en el College de France sobre la genealogía de la gubernamentalidad. Ahora, con Tercera persona, Espósito vuelve a su ya característico análisis lexicográfico, esta vez para “deconstruir” según sus propias palabras el concepto de “persona” y exponerlo no como un valor indiscutido y universal sino como un dispositivo biopolítico al servicio del control y la manipulación política de la cuerpos. Ser persona, ser considerado una persona hoy, no implica de ningún modo contar con derechos fundamentales, a pesar de la Declaración Universal de 1948. Antes bien, sucede lo contrario de lo buscado. Una vez declarados los derechos humanos, las grandes potencias no han vuelto a ocuparse de ellos sino con indiferencia.

¿Cómo es posible que, mientras se discute más o menos superficialmente sobre las razones, a favor y en contra, de la legalización del aborto y la eutanasia, poniendo especial énfasis en la cuestión de la “vida humana”, se promueva, a la vez, la más brutal indiferencia sobre las inenarrables condiciones de vida de la gran masa de seres humanos? La hipótesis de Espósito es inquietante: “El sustancial fracaso de los derechos humanos, la fallida recomposición entre derecho y vida se produce no a pesar de la afirmación de la ideología de la persona sino en razón de ésta”. El problema, entonces, no está en las limitaciones del concepto de persona sino en su exitosa y compleja expansión. A partir de aquí, el autor realiza una deriva léxica del término, prestando atención a los detalles de contaminación entre diferentes disciplinas. La genealogía del concepto de persona acaba por exhibir que personalización y despersonalización no son sino elementos de un mismo dispositivo biopolítico llevado a su radicalidad tanatológica (es decir, convertida en obra de muerte) durante el régimen nazi.

Como alternativa o resistencia a una política de la (primera y segunda) persona, Espósito expone una filosofía de lo impersonal (último capítulo del libro), partiendo del análisis lingüístico de la tercera persona según Benveniste. Recorriendo la vía impersonal del pensamiento Blanchot, Levinas, Foucault y Deleuze, el autor italiano escribe las más bellas páginas de un texto que, sin embargo, agota por sus figuras dobles y especulares, donde la búsqueda de una explicación de la potencia de lo neutro se ve enfrascada finalmente en una repetición de fórmulas intelectualistas y, en definitiva, muy lejanas al sufrimiento explícito de los cuerpos evocados en las primeras páginas del libro.

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