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Pilar Calveiro nació en la Argentina y se exilió en México en 1979, donde todavía reside, después de haber sido prisionera política. Profesora e investigadora en la Universidad Autónoma de Puebla, sus ensayos son el resultado de años de investigación y docencia, dos actividades que para Calveiro son una misma pasión: la reflexión política, y a través de ella, la comprensión de lo que le sucedió y nos sucede. Alguna vez pensó en volver al país, pero en su momento, sin horizontes laborales, Calveiro eligió seguir viviendo en México. Después sus dos hijas ya eran grandes y fueron llegando sus cuatro nietos. “Estoy donde estoy, por decirlo de alguna manera”, señala.

Escribir en tercera persona sus ensayos, teniendo en cuenta que trabajó temáticas en la que usted tuvo una experiencia directa como prisionera bajo la dictadura, ¿fue deliberado o le surgió espontáneamente?

–Me resultó natural en este sentido: trabajo con cuestiones que son testimoniales o entrevistas, hay veces que trabajo con testimonios de otras fuentes, y hay otras en que trabajo a partir de entrevistas que yo misma realizo. Pero siempre trabajo con otras voces, apoyándome en éstas para que den cuenta de la experiencia directa de lo que estoy hablando. Cuando escribí Poder y desaparición no estaba hablando sólo de mi experiencia personal, pero al mismo tiempo ahí estaba mi experiencia personal. Porque en ese ensayo hablo de algo que excede a la experiencia de una o dos personas, tratando de retomar la reflexión a partir de una experiencia que es colectiva y por lo tanto también se interpreta de manera colectiva.

¿De qué manera se relaciona Violencias de Estado con los ensayos anteriores?

–Lo que vengo haciendo son ejercicios de memoria. Mis primeros ensayos se relacionan con mi preocupación por entender lo que me/nos había pasado en la Argentina. Ahora, si bien mantengo esa preocupación, la vinculo con un contexto global. El fenómeno se ha extendido. En estos ejercicios de memoria trato de entender este presente a partir de la experiencia del pasado, pero también, y sobre todo, desde las particularidades de este presente. Estamos viviendo una transformación gigante del capitalismo, una nueva fase que rebrota bajo nuevas modalidades y mantiene algunas de sus características más primitivas. La importancia de entenderlas reside en cómo resistir y cómo crear alternativas a esta reorganización hegemónica planetaria.

¿A qué se debe que países con políticas más participativas aprueben leyes antiterroristas?

–Estos gobiernos tienen restricciones con condicionamientos internos e internacionales. Las leyes antiterroristas fueron aprobadas prácticamente en la mayor parte de los países por presión internacional y, aunque esto sólo parezca que es un acto formal, no es irrelevante, sino grave. El peligro es el siguiente: una administración, el caso de Cristina Fernández de Kirchner, aprueba la ley antiterrorista con la decisión de no utilizarla para la represión de movimientos sociales. Pero que esta ley perdure compromete una serie de cosas. Estados Unidos no intenta imponer estas legislaciones en los distintos países porque son tontos.

¿Hay esperanzas en revertir esta nueva fase de reorganización hegemónica global?

–A pesar de que escribo sobre estas situaciones tan horrorosas, en realidad, soy una optimista. Estos poderes tan terribles intentan controlar todo, pero no lo logran. Nunca lo logran. Tengo mucha esperanza en la capacidad social y en la capacidad del ser humano de resistir a esto. Creo que estamos frente a un embate político social terrible y poderoso, algo pocas veces visto en la historia. Pero estoy segura de que vamos a encontrar formas de resistencia.