Domingo, 20 de marzo de 2016 | Hoy
ERLEND LOE
Cuando el noruego Erlend Loe publicó esta novela inicática a los 26 años causó impacto su manera sencilla y eficaz de plantear el vacío existencial en medio de lo que todavía era el estado de bienestar europeo. Ahora Naíf.Super. se publica en castellano en una impecable edición que permite acceder a un trabajo literario sutil y reflexivo.
Por Laura Galarza
¿Qué vas a hacer cuando seas grande? Quien no haya padecido los embates de esa inquisición, que tire la primera piedra. El protagonista de Naíf.Súper. podría responder muy suelto de cuerpo: “Nada”. Acaba de cumplir 25 años y a raíz de una discusión con su hermano, jugando croquet en la casa de los padres después de un almuerzo, se replantea la vida que lleva. La angustia no se anuncia, llega de repente como una señal en medio de su vida resuelta de chico bien. A partir de ese episodio el protagonista decide pasar unos días por fuera de la corriente, mudarse al departamento de su hermano que se va a trabajar a Estados Unidos y dedicarse el día entero a no hacer nada más que arrojar una pelota contra la pared y replantearse su existencia. En Naíf.Súper., la angustia aparecerá en su versión de “antipatía simpática” de Kierkegaard. Porque el recorrido por el sinsentido no se hará en esta novela a la manera de la filosofía tradicional, sino como búsqueda de la simplicidad para ofrecer una visión del mundo sincera y exenta de artificios. En lo único que se apoya el protagonista es en un libro de física, la amistad con un niño y en listas que confecciona sobre las cosas que valora, la gente que admira, los animales que vio o qué lo entusiasmaban de pequeño. Esas enumeraciones de lo más cotidiano y básico confrontan al protagonista (y al lector) con aquello de que lo simple de la vida es lo importante.
“La tierra flota libremente en el espacio. Rota y se desplaza. Y es un lugar atípico en el universo. La mayoría de los demás lugares se encuentra en un vacío desolador o rodeada de gases. Y las temperaturas son absurdas. No podríamos vivir en muchos de esos lugares. El universo tendrá un final. Las estrellas y los sistemas volverán a juntarse. Todo empezará a ir marcha atrás, y al final, simple y llanamente colapsará”.
Con un lenguaje simple, sin aspavientos y prácticamente sin trama, el libro logra con una manera poco ortodoxa de narrar, recrear en el lector la experiencia de vivir por fuera del sistema productivo. El resultado es una cruza singular entre lo que podría ser la profundidad de un Daisuke de Natsume Soseki (el joven que se dedica a la contemplación) con el tono sarcástico de El curioso incidente del perro a medianoche de Mark Haddon.
Comparada por Times con El Guardián entre el centeno, Naíf.Súper. obtuvo el prestigioso Prix Européen des Jeunes Lecteurs y fue traducida a 19 idiomas. Cuando Erlend Loe, nacido en la ciudad de Trondheim, Noruega en 1969 hizo su debut literario con la novela en 1996, tenía 26 años. De inmediato se convirtió en un libro de culto de los 90 en momentos en que Europa –y en especial Noruega– era una fiesta de optimismo y riqueza. En 2013 la novela se publica por primera vez en español (en una habitual edición impecable de Nórdica) y entrevistan a Loe en esa oportunidad: “Con esta novela quería entrar a fondo sin caer en el sentimentalismo. Se puede resumir en Pulp Fiction, de Tarantino: todo es estupendo pero vacío”. Erlend Loe además, escribe para niños, y es traductor y guionista de cine. Vive y trabaja en Oslo donde en 1998 creó una agencia de guionistas hoy muy reconocida, Screenwriters Oslo.
Ahora bien, alternando con lo experimental, la novela está salpicada de recuerdos de infancia y familia que funcionan a modo de pequeños relatos dentro del relato. Si bien la austeridad de recursos se mantiene, estos relatos guardan las tradiciones: cuentan una historia, dejan un mensaje. Como el primero de ellos, donde el abuelo hace que unos niños paguen por haber destrozado el manzano de su jardín; o cuando el hermano siendo pequeño encuentra en la playa una cría de gaviota moribunda y decide cuidarla.
Sobre el final del libro, el protagonista va a pasar unos días en Nueva York con su hermano –que marca la diferencia siendo un chico amante de los mercados y de Wall Street–. Sube al Empire State y desde ahí puede ver el mundo como una gran puesta en escena: “Todas esas personas. Están por todas partes. En las calles, los parques, las tiendas, los rascacielos. ¿A qué se dedican? Supongo que intentan salir adelante. Intentan que todo funcione”. Allí en las alturas, el tiempo, por acción de la fuerza de la gravedad, pasa más rápido. Quien viviera más alto sería más viejo que el resto. Entonces el tiempo no existe, es una construcción. Ese viaje final le ayuda al protagonista a “cambiar la perspectiva” y algo de su desasosiego se acomoda: “Todavía no sé si las cosas tienen sentido ni si al final saldrán bien. Pero creo que hay cosas que significan algo”.
Naíf.Súper. es un libro de iniciación para cualquier edad que propone un viaje interior diferente, demostrando que no se necesita ser retorcido para ser profundo. Sin dudas una rareza capaz de interpelar la realidad con absoluta vigencia.
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