Este sí
Un poema de Juanele Ortiz
Juan L. Ortiz nació en 1896. Publicó su primer libro de poemas, El agua y la noche, a los 37 años. Su obra permaneció como un secreto entrerriano (su provincia natal) hasta que en 1970 una editorial rosarina la reunió bajo el título En el aura del sauce: nacía una leyenda. En 1976, la dictadura militar mandó quemar los libros que sobraban de esa recopilación austera y enorme. Dos años después, Juanele moría en Paraná. En 1996, la Universidad Nacional del Litoral recogió toda su obra completa (poesía y prosas breves) en un volumen de más de mil páginas. Es uno de los poetas mayores de toda Latinoamérica: una suerte de Mallarmé de provincias en cuyos poemas la vibración del paisaje sólo puede compararse a la intensidad de su escritura. Losada acaba de distribuir una antología prologada por Daniel Freidemberg, de donde tomamos el siguiente poema.
Invierno
–El viento llora, padre...
–Sí, alaridos como de vidrio...
–Sin nadie, padre...
–¿Igual que caminos, solos, de piedra?
–¡Entro en el viento, ay, padre, cómo silba!
–¿Dónde terminarán los silbidos, dónde?
–¿Es otro padre el viento, ay, fuerte, que me lleva
a sus arenas amarillas, hundidas?
–Hundidas en una ausencia demasiado larga y
lastimada...
–¿Y qué es la ausencia, padre?
–El viento es un alma, hijo, desesperada...
–¿Desesperada, de qué?
–Desesperada de... aire sin fin... y de...
–¿De qué más?
–De fuga...
–Estoy vacío, padre, y a la vez en esos gritos...
–Las islas gritan también, oyes?
–¿Tienen alma también las islas, padre?
–Cuando hay mucha agua, ellas vuelan
y llenan toda la noche, ay, de heridas...
–Pero al río, mira, al río le han salido mariposas...
–Flores del viento...
–¿Pero el viento, verdad, traerá otras flores?
–Ay, él casi siempre las deshace, o son pálidas...
–¿Pero no alzará al fin la tierra verde?
–Y agitará banderas sobre los pájaros, sí,
mientras las islas se irán haciendo de cristal...