RESEñA
La república ya no es lo que era
DIÁLOGO EN TORNO
A LA REPÚBLICA
Norberto Bobbio y Maurizio Viroli
Trad. Rosa Rius Gatell
Tusquets
Barcelona, 2003
120 págs.
pOR DIEGO BENTIVEGNA
Norberto Bobbio es, con toda certeza, el teórico político más lúcido que ha producido la Italia republicana y el heredero de los pensadores que, en los años del fascismo, dieron un nuevo impulso a la tradición liberal del risorgimento, como Benedetto Croce y Piero Gobetti. Producto de años de investigación y docencia es su voluminosa Teoria generale della politica, publicada por Einaudi en 1999, cuando Bobbio tenía 90 años. El monumental testamento teórico de Bobbio fue seguido por este Diálogo en torno a la república con Maurizio Viroli, un libro de pequeñas dimensiones que, si por un lado divulga algunas de sus hipótesis centrales, por el otro analiza, amargamente, la coyuntura política italiana contemporánea.
El diálogo se abre con una reflexión acerca de la libertad y la república a partir de Hobbes, probablemente el autor que más ha influido en la construcción de la teoría política de Bobbio y que, sintomáticamente, ha sido contrapuesto por teóricos de lo político de cuño marxista, como Toni Negri y Paolo Virno, a Spinoza. Si el autor del Leviathan es el teórico del pueblo y del Estado, el herético de Amsterdam es el teórico de la multitud, un concepto que permanece ajeno por completo a Bobbio, tendiente a pensar un espacio político que articule la herencia del “socialismo liberal” y del “republicanismo”. A partir de Hobbes, el diálogo se desplaza hacia algunas zonas que, desde este lado del mundo, no pueden dejar de resultar apasionantes: la relación entre política, superchería y religión; las fracturas entre la política mediática y la tradición del pensamiento político moderno; los rasgos distintivos de la democracia política italiana (y no sólo) sustentada en el menefreghismo, la apología del subterfugio y el predominio de los intereses personales por sobre el bien común y la cosa pública, etcétera.
A lo largo del diálogo, Bobbio (que en 1996 publicó De senectute, de ciceroniana memoria) revisa algunos de los momentos constitutivos de su vida política y académica. Su complemento es, en este sentido, el conjunto de artículos reunidos en Entre dos repúblicas (editado en castellano por Siglo XXI), escritos en torno a 1945 y reescritos a la luz del agotamiento, en los noventa, del constructo político que reemplazó a la monarquía: la así llamada Primera República Italiana. De sus años juveniles, Bobbio rescata, sobre todo, la militancia en el Partido de Acción, que representó, por un lado, una forma de resistencia al fascismo alternativa a la del Partido Comunista y, por el otro, una zona de cruce entre pensamiento académico (se trataba de un partido formado, fundamentalmente, por profesores y profesionales) y acción política.
Asimismo, el diálogo se detiene en los últimos años de la vida política italiana: los del surgimiento y consolidación de Berlusconi, de las aspiraciones (independentistas primero y autonomistas después) de la patética Lega Nord y del resquebrajamiento de los partidos que dominaron la escena política italiana durante cincuenta años. Si, de acuerdo con la enigmática frase de Benjamin, el fascismo estetiza la política, las formas vernáculas del neoconservadurismo la estupidizan.
Si la alternativa a la estética fascista era, para Benjamin, el comunismo como politización del arte, la superación de la estupidez neoconservadora pasaría, para el anciano profesor de Turín y senatore avita de la república, por la formación de nuevos sujetos que, como su añorado Partido de Acción, articulen pensamiento y política. O, en otros términos, por la formación de un grupo de virtuosos que abreve en la tradición que se remonta a las pequeñas repúblicas de la Baja Edad Media: “Hay italianos que se sienten orgullosos de una cierta historia de Italia que no es ni la historia política, ni la social, ni la religiosa, sino la literaria y artística, la que comprende a Dante y Petrarca, a los grandes pintores del Renacimiento, y a cuantos contribuyeron a la formación de la cultura Europea. Ésa es mi Italia, en la que yo me reflejo y por la que me siento orgulloso de ser italiano”.