RESEñA
Tod@s content@s
SEXUALIDADES MIGRANTES,
GÉNERO Y TRANSGÉNERO
Diana Maffía (comp.)
Feminaria
Buenos Aires, 2003
156 págs.
POR JORGE PINEDO
Aplanadas durante siglos por el binarismo biologista masculino/femenino, las subjetividades que bullen en la sexuación cobran multidimensionalidad y sistematización a partir de la incorporación del concepto de género, que pone en juego las diferencias entre gays, lesbianas, travestis, transexuales y, aún, heterosexuales. Movimiento de subjetivación política que hace estallar las categorías de identidad y elección, dando lugar no sólo a renovadas formaciones relacionales sino a la no menos profunda que permanente revisión de los sistemas de pensamiento y reflexión que les dan cobijo tanto como los impugnan. Dialéctica propia de una vanguardia que se legitima en sus mismas producciones sociales, ya sean teóricas, gremiales, económicas, familiares o todas ellas; es decir, políticas.
Ningún otro es el efecto de Sexualidades migrantes, género y transgénero, compilado por la filósofa Diana Maffía (a la sazón defensora adjunta en la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires) que convoca a ocho intelectuales, militantes, académic@s y luchador@s sociales a fin de que cuenten “sus ideas, sus reflexiones teóricas, sus posturas políticas, sus experiencias de vida, para este debate tan necesario en la humanización de las relaciones sociales”. En un centenar y medio de páginas se entrecruzan perspectivas diversas capaces de arrojar abundante luz sobre una problemática tabú tanto para el establishment académico tradicional como para la politiquería de cabotaje, en este punto análogos al prejuicio patriarcal de ruleros y batón.
La mexicana-nicaragüense-brasileña Amalia Fischer-Pfaeffle abre las ponencias con un fuerte cuestionamiento a la biomedicina, que promueve aberraciones quirúrgicas sobre la genitalidad del neonato con rasgos fuera del standard, proponiendo una visión de la intersexualidad al modo de “sistemas biológicos complejos, interdependientes, caóticos en continuo orden/desorden/orden”. Luego, Eva Giberti, con la seriedad que la caracteriza, despliega un generoso panorama del estado de arte teórico y político del espectro transexual, haciendo escala en los relieves ideológicos con los que la bioética se enlaza en el conocimiento vulgar, en la ciencia, en el tiempo y en el espacio, en el cuerpo y en el espíritu, con una densidad etnológica que envidiarían los propios antropólogos. La socióloga catalana Patricia Soley-Beltrán encuadra la distinción género/sexo en la tradición feminista, articulada con testimonios de transexuales que ponen en evidencia las paradojas inherentes al campo específico. Por su parte, la misma Diana Maffía junto a Mauro Cabral (seudónimo transgenérico del historiador A.I. Grinspan) desarticulan aquella ideología que disciplina “los cuerpos cuando no se adaptan cómodamente a la lectura que se espera hacer de ellos”, postulando “un compromiso firme del Estado y sus instituciones” y de la comunidad toda, con “el respeto a ultranza de la autonomía decisional del sujeto”, abriendo así el derecho a ejercer vidas diversas al paradigma burgués.
Por su parte, Flavio Rapisardi (coordinador del área de Estudios Queer de la UBA) articula las identidades sexuales con las desigualdades de clase en un puntilloso desenmascaramiento de las morales propias del liberalismo.
En “Pensar la intersexualidad, hoy”, Cabral retorna con una entrañable reflexión en torno a las políticas de la mirada en pos de una legibilidad;la activista travesti y feminista Lohana Berkins aporta un indispensable racconto del movimiento que la cuenta como militante en la Argentina; y la antropóloga Josefina Fernández aboga por la incorporación de las organizaciones travestis a los organismos del feminismo activo a través de un prolijo despliegue de las distintas prácticas culturales afines.
En una edición no menos austera que cuidada, Sexualidades migrantes quiebra en forma pionera esa distancia instalada entre los estudiosos sociopolíticos y su objeto a través de eufemismos como la “investigación participante”. Los nueve textos aquí ofrecidos ratifican la fértil capacidad de centralidad que son capaces de adquirir los aparentes márgenes. Paradojas de la sexuación: al menos en la vestimenta, la Policía Federal supo ser iniciadora del travestismo en la República Argentina.