EN EL QUIOSCO › REFLEXIONES SOBRE LA MEMORIA
› Por Daniel Link
EN BUSCA DEL FUTURO PERDIDO
Andreas Huyssen
trad. Silvia Fehrmann
FCE/ Goethe Institut
Buenos Aires, 2002
288 págs.
En busca del futuro perdido.
Cultura y memoria en tiempos de globalización reúne diez ensayos
de Andreas Huyssen (1942), un alemán excéntrico que, si bien se
confiesa discípulo de Walter Benjamin y de Theodor W. Adorno, se aparta
de la tradición de la Teoría Crítica cada vez que puede,
con el convencimiento de que la teoría es una herramienta para la comprensión
y transformación del presente, pero nunca un filtro que habría
que imponerle a toda costa. Huyssen es profesor en la neoyorquina Universidad
de Columbia y editor de la revista New German Critique. Por esos avatares de
las políticas culturales, En busca del futuro perdido es un libro argentino,
armado especialmente por el autor para el Fondo de Cultura Económica
por iniciativa del Instituto Goethe. Huyssen, que ha visitado Buenos Aires varias
veces, fue muy tempranamente traducido al castellano por la revista Punto de
Vista, y su libro Después de la gran ruptura (publicado originalmente
en 1986 y que próximamente traducirá el FCE) ha circulado con
bastante fluidez entre los profesores universitarios preocupados por el debate
sobre la posmodernidad (desde los años ochenta en adelante).
No es casual la presentación simultánea de Pasado y presente de
Hugo Vezzetti y de En busca del futuro perdido de Andreas Huyssen: los dos libros
interrogan de manera obsesiva la cultura de la memoria como el espacio en el
cual se intentan resolver los traumas históricos, pero también
como el lugar a partir del cual se podrían formular hipótesis
sobre el futuro.
El libro de Huyssen (cuya formación en el campo de la crítica
literaria y la teoría estética es notoria) se aventura en el delicado
problema que azota a las sociedades contemporáneas: la fiebre memorialista,
que en algún sentido podría entenderse como una estrategia insidiosa
para provocar en los hechos el olvido que, según se declama, es lo que
quiere evitarse a toda costa. Quien espere encontrar en las páginas de
En busca del futuro perdido un veredicto decisivo sobre la mercantilización
de la memoria, la museificación del presente, la monumentalización
mediática o la conversión del Holocausto en parque temático
deberá armarse de paciencia. Antes que un juez, Huyssen es (por fortuna)
un fino analista de las tensiones culturales del pasado y del presente en relación
con las cuales el futuro se diseña. Queda claro, por el título
de esta compilación, que pese a sus protestas contra la política
vanguardista (en lo estético, lo cultural, lo ideológico), Huyssen
observa con preocupación la proliferación de discursos que tienden
a una memoria total y añora los tiempos en que el tiempo y las acciones
se organizaban en relación con el futuro. En el artículo sobre
el Holocausto que cierra la segunda parte del libro, leemos: El porvenir
no habrá de juzgarnos por olvidar sino por recordarlo todo y, aun así,
no actuar en concordancia con esos recuerdos (pág. 164).
Esa memoria total y globalizada parecería ser, en la perspectiva
de En busca del futuro perdido, tan idiota como la memoria del Funes de Borges,
incapaz de olvidar, pero, precisamente por eso, incapaz de discriminar entre
un recuerdo y otro y, en definitiva, incapaz de actuar.
Por otro lado es cierto, dice Huyssen (y en esos reparos se funda la delicadeza
de sus análisis), que la obsesión contemporánea por
la memoria en los debates públicos choca contra un intenso pánico
público al olvido. En relación con esta paradoja central
de nuestro tiempo (nunca ha habido una época con una capacidad de archivo
semejante a la nuestra: Internet), Huyssen señala que resulta demasiado
fácil culpar a las maquinaciones de la industria cultural y a la proliferación
de los nuevos medios de todo el dilema en el que nos encontramos. Si somos
finalmente tan dóciles a la museificación de la cultura (o a la
transformación de los museos en medios de masas) es porque la cultura
de la memoria cumple una importante función en las actuales transformaciones
de la experiencia temporal que ocurren como consecuencia del impacto de los
nuevos medios sobre la percepción y la sensibilidad humanas.
En busca del futuro perdido se organiza en cuatro apartados. El lector más
interesado en la cultura política leerá con mayor provecho el
apartado II, sobre el Holocausto (en particular el brillante análisis
de Maus de Spiegelman), y el IV, sobre las utopías radicales. El lector
preocupado por problemas estéticos y urbanísticos disfrutará
especialmente del apartado I, sobre museos y tecnologías de la memoria,
y del apartado III, sobre intervenciones en el espacio urbano. En todos los
casos, lo que queda claro es la dificultad, por la misma lógica de las
sociedades contemporáneas, para separar cultura y política (tanto
en el campo del análisis como de la acción), el hecho de que las
teorías no son meras herramientas interpretativas sino instrumentos de
una lucha simbólica y también que la memoria es un campo de tensiones:
para algunos un objeto de consumo a la moda; para otros, una forma paradójica
de la amnesia (cuanta más memoria se almacena en las bases de datos
y en los bancos de imágenes, menores son la disposición y la capacidad
de nuestra cultura para comprometerse con el recuerdo activo); para el
resto, una necesidad existencial.
En el prólogo, Huyssen agradece a muchos argentinos por la aparición
de este libro. Es a él a quien los argentinos debemos agradecerle este
regalo precioso, en momentos en que la relación con nuestro pasado debe
ser interrogada una vez más, si es que nos parece que algo puede rescatarse
del naufragio.
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