EN EL QUIOSCO
Argentina en el callejón
Crítica de las ideas
políticas argentinas
Juan José Sebreli
Sudamericana
Buenos Aires, 2002
508 págs.
Por Sergio Di Nucci
Una insatisfacción sustancial, pero ceñida a la experiencia, recorre buena parte del último libro de Juan José Sebreli,aCrítica de las ideas políticas argentinas. Que al igual que los anteriores, no defraudará a sus lectores. En La era del fútbol (1998), Sebreli ofrecía una refutación del mayor deporte nacional en clave política: el fútbol, entre el vitalismo y el óculocentrismo, descansa en postulados fascistas. Característicamente, muchos acusaron a Sebreli de ser demasiado serio en un tema que lo es poco. Dos años después aparecía Las aventuras de la vanguardia. Allí su autor quiso demostrar el carácter irracional y autoritario de las vanguardias artísticas y políticas, siempre sujetas, eso sí, a la tiranía de la originalidad.
A Sebreli le ponen sitio las miradas injuriosas de distinto signo y color. Lo interesante es que él va a su encuentro para desactivarlas, con mayor o menor éxito, aun a costa de convertirse en un modelo automático del disconformismo. Pero para eso no acude a la sorna ni a la piedad, a la manera de un Tulio Halperin Donghi. Sebreli moviliza un lenguaje deliberadamente democrático, rico en referencias, que a veces, según conviene, es un diálogo con los debates más básicos e indelebles de la sociedad Argentina (y por eso mismo es clásica, muchas veces, la bibliografía a la que acude). Sobre este tablado sus blancos preferidos son aquellas interpretaciones de la realidad tan complacientes que nunca consiguen ser críticas y que fracasan especialmente cuando hacen el ademán de pretenderlo. A estos escenarios de un darwinismo social que ineluctablemente demuestra la supervivencia de las especies más vulgares, Sebreli opone un ánimo confrontacional que se cimienta en la exposición de datos y en una argumentación muchas veces filosa.
Un sonoro palíndromo domina Crítica de las ideas políticas argentinas: Menem. Si para David Viñas el espectáculo urbano de la modernización de los años 90 en Buenos Aires es tan grotesco, expresionista, hiperbólico y coloreado, para Sebreli implica algo más, y no sólo en términos económicos sino estrictamente políticos. El menemismo, entre tantas otras cosas, vendría a radicalizar la muerte de la política como religión.
Cada uno de los capítulos retoma un breve diálogo con el presente, y es ésta la novedad que aporta el volumen, puesto que brilla aquí también la habilidad del autor para reprocesar sus mismas obras. El capítulo que trata sobre nacionalismo cuestiona, en sus tramos ulteriores, hasta qué punto los marcos nacionales son fuente todavía hoy de identidades compensatorias para el ciudadano en un mundo demasiado incierto. El del militarismo va a contrapelo de aquellos que vieron en la malvinización de la sociedad argentina su destino último y acicate exclusivo. El de la movilización peronista sostiene una confrontación con el menemismo, aunque es menos previsible aquel que ve en el progresismo “y su indignación siempre moralista y sentimental” una de las herencias de la inviabilidad que desarrollaron las izquierdas nacionales. Finalmente, el capítulo que trata sobre la “difícil democracia” advierte sobre los peligros de las bellas intenciones, de la inmediatez o el dramatismo como recurso político (la lógica un tanto fundamentalista del “todo o nada”), contrario por otra parte a los mínimos fundamentos de una democracia, sea ésta incluso débil o mínima. Por supuesto, habría que ver hasta qué punto cada libro de Sebreli es un acontecimiento forzado por las circunstancias o éstas son forzadas por él y sus proyectos editoriales. Es de temer, y Sebreli lo teme, que esta crisis dé vida a un rostro antiguo que no se esperaba ya ver resurgir: la omisión (la indiferencia) hace las veces de incomprensión (el punto de vista). Al inventario de calamidades que no sólo el duhaldismo atribuye a razones exteriores, Sebreli reprocha todas y cada una de las influencias y responsabilidades internas. En este sentido, Crítica de las ideas políticas argentinas es un volumen que no podría dejar de ser bienvenido, puesto que retrocede ante la celebración velada que muestran las clases medias locales a un presente que juzgan peor que el pasado.