Sáb 03.08.2002
libros

EL EXTRANJERO

Ermanno Cavazzoni satiriza a los escritores

GLI SCRITTORI INUTILI
Ermanno Cavazzoni

Feltrinelli
Milán, 2002
186 págs.

“Quien quiera convertirse en un escritor inútil, sólo tiene que ejercitarse”, afirma Ermanno Cavazzoni en su último libro. Para instruir a los interesados, urdió, con irónica pedagogía, un manual titulado Gli scrittori inutili, cuyos ejemplos categóricos despejarán las dudas del más pánfilo aprendiz. Las instrucciones son simples; basta con saber ahondar en los propios vicios. Según enseña Cavazzoni, la combinatoria de los siete pecados capitales con los accidentes de la vida –contingencias éstas que también se cuentan por siete y son: las escuelas, las familias, las angustias, las esperanzas, los fantasmas, los vagabundos y las demencias– da un total de cuarenta y nueve casos posibles de escritores inútiles. Un índice razonado se ofrece de guía para ubicar la relación que más se adecue a las características del postulante.
El autor de Cirenaica, adepto a la creación de personajes marginales, retrata los usos y costumbres de estos escribas en breves relatos rebosantes de humor negro y situaciones absurdas. Algunos de ellos, señala Cavazzoni, gustan rodearse de muñecas inflables durante las tertulias con sus pares y adquieren otros tantos muñecos a modo de reverencial séquito de discípulos. Otros, calificados como escritores en desuso, viven recluidos en habitaciones inhóspitas que las editoriales les proporcionan y se abocan al examen de innumerables originales que, por supuesto, jamás se publicarán. Hay escritores que son esclavos de otros escritores, y también uno que, tras la lectura de Sacher-Masoch, dedica sus días a fustigar las nalgas de los colegas, espetándoles, furioso, los apelativos que los críticos utilizan para desairar sus respectivas obras. La mayoría tiene una conducta canina y husmea con fruición a sus semejantes. Dadas las congénitas peculiaridades de estos seres, los esquimales suelen servirse de ellos para arrastrar sus trineos.
A este inventario feroz se suman las clases magistrales sobre cada pecado que catedráticos de incuestionable saber inculcan a un alumno principiante. Románticos y realistas, neuróticos e histéricos, siempre grotescos y desdichados, ningún tipo de escritor (inútil) queda exento de ser parodiado. Más allá de esta exhaustiva galería de caricaturas, Cavazzoni plasma una crítica incisiva contra la literatura misma como institución. Su mirada cáustica desbarata la dinámica mercantil de legitimación y las jerarquías inicuas que propugna el conjunto del campo literario, y reivindica, en cambio, una escritura libertaria.
El empleo del concepto de inutilidad con relación a la literatura tiene más de un siglo de historia. Aquí, la valencia negativa que define a estos escritores no es una redundancia modernista ni tampoco una mera apreciación sarcástica que desmerezca el oficio de escritor. Gli scrittori inutili interpela a aquellos que, desoyendo la máxima de Faulkner, poco y nada escriben, y viven inmersos en un entorno de egos congestionados y competencias mezquinas, relegando el lúdico riesgo de la literatura por placas de bronce y premios de alpaca.

MAXIMILIANO GURIAN

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