Domingo, 9 de abril de 2006 | Hoy
NOTICIAS DEL MUNDO
Murió la semana pasada el novelista irlandés John McGahern, uno de los autores de ficción más destacados de su país durante el siglo pasado. Nacido en Dublín en 1934, se consagró con obras como The Barracks y Amongst Women, aunque alcanzó mucha notoriedad en la década del sesenta con su novela The Dark, la cual narra la infancia de un chico en la Irlanda de principios del siglo pasado, y estuvo prohibida por las autoridades de su país. Por The Dark fue destituido de su función como docente en una escuela de Dublín, y entonces abandonó la isla para instalarse sucesivamente en Inglaterra, Francia y Estados Unidos. Su último trabajo es, llamativamente, una autobiografía llamada Memorias que fue publicada el año pasado. La presidenta de Irlanda, Mary McAleese, destacó la “enorme contribución efectuada por McGahern al entendimiento de nuestra gente. Fue una voz desafiante, pero compasiva, una voz que habló de un gran y sincero amor por su país y su gente”. También John O’Donoghue, ministro de Cultura de Irlanda, reconoció al escritor como “la voz de toda una generación y, sobre todo, un hombre de gran humildad”. Por su parte, los diarios de Irlanda anunciaron su muerte como “la pérdida de nuestro mejor escritor después de Samuel Beckett”.
El grupo francés Les Souffleurs paró desde el pasado lunes en distintas estaciones de metro en México DF para trocar el smog y la amargura por una serie de fragmentos de poesía que dicen –a media voz– a través de largos tubos (miden 1,80 m) que conectan sus labios con los oídos de los sorprendidos pasajeros. Impecablemente vestido de negro, el grupo creado por Oliver Comte en 2001, viene llenando de extrañamiento poético las mañanitas mexicanas con fragmentos de Neruda y Jaime Sabines, y hubo hasta quienes les devolvieron la gentileza, susurrándoles también poemas del rey Nezahualcóyotl.
El viejo y mítico teatro Odeón de París acaba de reinaugurar su vieja sede, totalmente rehabilitada después de tres años de trabajos que significaron un costo de 35 millones de euros. Y en el primer acto de estreno su director Georges Lavaudant presentó la temporada 2006-2007 en presencia del ministro de Cultura francés, Renaud Donnedieu de Vabres. El Odeón, testigo privilegiado de los principales acontecimientos de la historia moderna francesa, volverá a vérselas con su público desde el corriente mes con la representación de la pieza Hamlet (un songe). “Ahora el Odeón podrá mantener en escena los grandes espectáculos del teatro europeo e internacional”, sentenció su director.
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