Dom 02.12.2007
libros

SE PUBLICAN LOS CUENTOS REUNIDOS

Crónicas de la extrañeza

› Por Mauro Libertella

Cuentos reunidos
Clarice Lispector
Alfaguara
529 páginas

De una a cinco páginas. Ese parece haber sido el perímetro textual en el que a Clarice Lispector le gustaba moverse a la hora de componer ese juguete de la condensación que es el cuento corto. Pero si los más severos consejos literarios repiten con obstinación que en el cuento corto nada está librado al azar, y que sus simetrías deben aspirar, en lo posible, a lo perfecto, Lispector enseña en sus Cuentos reunidos que la literatura, siempre, puede hacer otra cosa. Digresivos, poéticos, unas veces sepultados en un panteón de metáforas y otras sueltos en los terrenos de un realismo epifánico, los cuentos de Lispector nunca son lo que de ellos se espera. Quizá su mayor virtud sea, en definitiva, estar siempre un paso más adelante o un paso más atrás de lo que algunos podrían llamar el sentido común literario. Esa podría ser una aproximación, imposible y reducidísima, a la lectura de este volumen.

Cuentos reunidos está armado con los seis libros de cuentos que Lispector publicó en vida. Lazos de familia, un libro clásico, es el primer conjunto del volumen, pero es en rigor el segundo libro de cuentos de Lispector. Allí incluía los relatos de Alguns Contos, y agregaba unos más. Al lanzamiento de Lazos de familia, Erico Veríssimo dijo: “Es la más importante colección de historias publicadas en este país en la era posmachadiana”. Cuatro años después apareció La legión extranjera, que se compone de un puñado de cuentos y de algunas crónicas. Lo siguió Felicidad clandestina. Luego llegó un libro de un título bellísimo, El viacrucis del cuerpo, que cierta parte de la crítica ha leído bajo los paradigmas de los placeres eróticos batailleanos, y que marcó una de las rupturas más profundas con los dogmas establecidos por la moral y la buena conciencia del siglo XX. Cierran el volumen los libros ¿Dónde estuviste de noche? y La bella y la bestia. Más de 500 páginas que dejan constancia de un recorrido, y que se pueden leer como el frente o el reverso de las pocas pero intensísimas novelas que Lispector escribió. Por lo demás, todos los lectores de Clarice parecen acordar en el hecho de que el rótulo “cuento”, “novela” o “crónica”, poco tiene para ofrecer a una escritura como la de Lispector. Por eso, este libro puede ser tanto la puerta de entrada como el punto de llegada en el abarrotado y alucinante universo de Lispector; ese universo que encuentra en lo cotidiano la excusa perfecta para hacer que todo se vuelva extraño.

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