Domingo, 13 de junio de 2010 | Hoy
La boca de una chica que llevaba ya tiempo en un juncal
parecía roída.
Cuando se le abrió el pecho, el esófago estaba agujereado.
Por fin, entretejido debajo del diafragma,
un nido apareció con cría de rata.
Una de las pequeñas hermanitas había muerto.
Las otras vivían a base de hígado y riñones,
bebían la sangre fría y habían
pasado allí una hermosa juventud.
Y rápida y hermosa también llegó su muerte:
las tiraron al agua todas juntas.
Sus hociquitos, ¡qué grititos daban!
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