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Domingo, 12 de agosto de 2012

INSTRUCCIONES PARA SUBIRSE A UN CUENTO

Adolfo Bioy Casares: A mí me parece que hay, en este momento, en el mundo, una especie de triunfo de los críticos y de los profesores de literatura, ¿no? Y creo que eso de algún modo está haciendo perder vitalidad a la literatura. Es un triunfo desdichado, digo yo, porque veo a muchos escritores que están escribiendo para su lugar en la historia de la literatura. Y ése es un error. Creo que no hay más remedio que pensar que basta, como problema, el cuento que tenemos en mente. Escribámoslo con humildad y con toda la devoción que corresponda.

Bernardo Kordon: La realidad es una cosa muy importante. Primero hay que conocer lo que se va a escribir. Conocer por vida o por lectura, pero conocer. Y después esa realidad tiene que evolucionar por la imaginación. No hay recetas para escribir.

Angélica Gorodischer: Le diría tres cosas; primero, que en un cuento tiene que suceder algo; que hay que contar, que nunca hay que explicar, que si quiere decir que un tipo es un borracho consuetudinario no tiene que decir que es un borracho consuetudinario sino mostrarlo en el momento en que se llena de alcohol y se cae de la mesa. En segundo lugar, le diría que deje hablar a sus personajes, que los deje actuar y se ponga como al acecho y vea qué hace ese tipo una vez que vuelve en sí de la borrachera; si vomita, si se levanta agarrándose de la mesa, si va y le pega a su mujer, si se suicida. Pero que haga algo. Y tercero, también le diría que tenga cuidado con las palabras que usa, y que use las más vulgares que encuentre. Hay que usar las palabras adecuadas, no las correctas.

Juan José Manauta: Hay ideas que uno conserva durante años, y que van creciendo lentamente, y crecen y crecen hasta que llega un momento en que ya no podés sino escribirlas. Digamos que te obseden, aunque no me gusta esa palabra. Y eso significa que ha llegado el momento de escribir rápidamente, para que no se te escape nada. Para llenar el cuadro, como diría un pintor. Pero a partir de entonces, hay que empezar a trabajar. Porque así como hablo de velocidad, otro consejo que le daría a este hipotético narrador sería que no le tenga miedo a la corrección, que no largue las cosas así nomás. Lo esencial está porque él ha vivido eso, se ha involucrado, entonces que no le tenga miedo a falsear, a modificar... Es inexcusable la perfección formalista.

Isidoro Blaisten: Nadie les va a enseñar a escribir. Quien les diga eso, les está mintiendo. Lo que les podrá enseñar un maestro de taller son una serie de boludeces que a nosotros nos llevó una vida aprenderlas. Y les diría, también, que deben estar dispuestos a trabajar.

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