Novela de iniciación y de aventura, Lejos del mar expande en la narrativa de Juan Bautista Duizeide el universo que a lo largo de los años viene descubriendo y mostrando: el de la navegación, los mares, los ríos, las naves y los hombres allí, a merced de corrientes y pulsiones. Hay, como búsqueda adicional que puede leerse en la sucesión de sus libros, variaciones de época, de lenguajes y de géneros para contar sus historias, que sin embargo confluyen en unos asuntos centrales: el sometimiento y el verticalismo entre hombres y poderes, la relación centro-periferia, la insignificancia del ser humano ante la enormidad del océano, los aprendizajes que devienen de sobrevivirlo y también de disfrutarlo, y, de allí, el fortalecimiento y el empeño para resistir otras corrientes, culturales, de dominación, aunque implique eso un destino solitario, de marginalidad. En esta novela Duizeide da voz a Hilario Ascasubi en una noche de desasosiego en la que recuerda y escribe sobre sus días como grumete en una fragata con patente de corso, La Rosa Argentina, y luego como marinero en el bergantín que lo captura, Mors Liberatrix, al mando del comandante corsario Yuan das Botas. Abordajes, carnicerías, tesoros que van y vienen, islas secretas, disciplinas y castigos: Ascasubi añora y evoca su adolescencia en el mar mientras se estrena, con él ausente, La Traviata en el Teatro Colón de Buenos Aires, “aldea pretenciosa”, en la que vive “rodeado por la manía especulativa que trastorna” a sus contemporáneos. “Con mis manos solas armo este barco de palabras roídas por la sombra. Soy el barco”, escribe Ascasubi, Duizeide. Y también: “No hay fragata que nos lleve tan lejos como un libro, ni libro que tanto nos haga pensar y tanto nos enseñe como una fragata”.