UN FRAGMENTO DE LA ENTREVISTA DE MARCOS KRäMER EN SU LIBRO SOBRE FERNANDO GARCíA CURTEN
Janos Lavin, el protagonista de Un pintor de hoy, la novela de John Berger dice: “Como todos los exiliados, he terminado volviéndome académico. Mi estudio se ha convertido en mi propio museo. Por lo tanto, ¿en qué medida es también un museo para usted, un museo de su propia vida?
–Yo nací en esta casa, en esta casa nacieron mis hijas y vivo con mi mujer desde toda la vida, y en esta casa hice el noventa y nueve por ciento de mi obra, excepto la que hice en España y en Estados Unidos. Lamentablemente ahora se está cayendo a pedazos y más ahora que construyeron al lado, pero no tenemos aportes para solucionar problemas de ningún tipo. Ni siquiera los estructurales. Había un político al que yo le tengo mucho respeto, Alessandro Pertini, presidente de Italia y socialista, que decía: “Hay momentos en la vida en que es preciso luchar no sólo sin miedo sino también sin esperanza”. Bueno, en definitiva es también lo que dice Castillo en ese ensayito que hizo sobre mi obra, “El arte agónico de Fernando García Curten”: agonizar como ya lo sabían los griegos, es morir pero también seguir luchando. Vos tenés que asumir el hecho de que aunque todo esto te lleve a la caída de ahí sale la fuerza moral de lo que seguís haciendo. ¿Por qué carajo seguís haciéndolo si sabés que te vas a caer, si sabés que te van a derrotar o te están derrotando? ¿Por qué ponés toda la fuerza en eso? Yo no voy a renunciar. Lo tengo muy claro, porque no paro de trabajar.
La venta la siente como un desprendimiento, ¿no?
–Claro. Además porque los sacás de un grupo. Por ejemplo, un dibujo que vos podés ver acá, conectado a otros, no tiene discontinuidad con este collage sin terminar, que en definitiva se continuará en otro, otro, y así sucesivamente. Es un devenir, el arte es un devenir. Yuyo dice eso también. Cuando te dicen que a este u otro trabajo le faltaría esto, en realidad no le falta nada porque cada obra es un devenir permanente. No hay obras terminadas en estos tiempos, aunque sí las había en tiempos de Leonardo, por ejemplo. Así que sacar uno de esos dibujos es como si desprendieras una palabra en el medio de un texto.
Esos momentos de desconsuelo, ¿Coinciden con los momentos de creación?
–No, ahí paro. Pero en este momento fijate que, cosa extraña, estoy dibujando mucho. En cuadernos chiquitos. Ahora te voy a traer uno, aunque son para que nadie los vea, te los voy a mostrar. Porque ahí me parece que estoy en la parte más profunda de mi historia, en esas cosas pequeñas.
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