Sáb 20.01.2007
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LA PLATA

Un museo para el ladrillo

En las afueras de La Plata se están completando los trabajos del primer Museo del Ladrillo en la planta vieja de los Ctibor. Un espacio industrial de primer orden.

Entre tanto calor, se está terminando una obra francamente notable en el sur bonaerense. Es el primer Museo del Ladrillo, en la sede vieja de la firma Cerámicas Ctibor SA, que en 2005 cumplió su primer siglo.

El origen de la fábrica vieja de ladrillos es el mismo que el de la ciudad de La Plata. En 1882 y para construir su nueva capital, la provincia convoca a Carbonier y Portalis para que monten una fábrica ladrillera, de modo de tener provisión propia de materiales. En 1905 compra la fábrica el ingeniero checo Francisco Ctibor, que venía de trabajar en Francia con Gustave Eiffel y ganaba en su patria nueva la licitación para construir la cloaca máxima de la ciudad. Ctibor hizo su obra y se transformó en proveedor de ladrillería para construcciones platenses, porteñas y del interior.

La flamante firma tenía su planta en 52 hectáreas de terreno porque se cavaba la materia prima al pie del horno. Equipada con modernos hornos Hoffman, arrancó con 140 obreros, generador eléctrico propio y capacidad de producción de 30.000 ladrillos por día. La cadena de producción era impresionante: excavadoras, trencitos de 12 zorras y locomotora a vapor que recorrían vías instaladas por el campo, moldeadoras, secadoras y hornos. La fábrica fue planeada como establecimiento modelo y tenía un conjunto de edificios de gran unidad morfológica, que incluían desde la vivienda de la familia Ctibor hasta un barrio obrero con todos los servicios de enfermería y almacén y hasta una pequeña comisaría propia. Como se hacía en esos tiempos idos, la arquitectura y los materiales eran de primer nivel, pensados para durar. Para darse una idea, el barrio obrero que alojó inmigrantes europeos, libaneses y turcos, se mantuvo hasta 1976 en funcionamiento, cuando fue desactivado.

En 1960 se dejó de excavar la materia prima en el lugar de la fábrica porque ya se había llegado a la cota mínima permitida, con lo que se empezó a transportar desde Arana. A partir de 1965 se dejaron de hacer los tradicionales ladrillos macizos, cortados a alambre, y la fábrica se dedicó exclusivamente a los huecos. En 1985 se desactivó el horno mayor, se modificó el menor y se hicieron otros cambios tecnológicos, pero para 1995 las instalaciones se desactivaron y la firma se mudó a una fábrica en el parque industrial de La Plata, con cantera de 92 hectáreas a 15 kilómetros de distancia. La planta nueva produce 130.000 ladrillos por día.

Jorge Ctibor, el nieto del fundador y actual presidente de la firma, comenzó un Programa Centenario que se centra en preservar el núcleo original de edificios de la planta vieja: el horno mayor, la administración, la vivienda del gerente, algunas de las viviendas obreras, la casa familiar y las chimeneas, que todavían sirven de punto de referencia para los vecinos. La movida empezó en 2005 con un concurso entre los alumnos de la carrera de Diseño Gráfico de la UCA platense para generar la marca “Espacio Ctibor” y con la puesta en valor del edificio administrativo como espacio interactivo histórico, con salas de exposición y conferencias. El espacio ya está casi listo y se avanza en el trabajo para inaugurar también el horno mayor de la planta.

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