OPCIONES PARA MILLONARIOS CON BUEN GUSTO
Valiosas como tesoros, algunas casas de arquitectos famosos salen cada tanto al mercado. Sus precios indican el valor patrimonial –o cholulo– de una buena firma.
› Por Sergio Kiernan
Siguiendo con nuestro servicio para millonarios con buen gusto, encontramos más casas de grandes arquitectos en venta por el mundo, y más baratas que el palacete de John Nash que se ofrece en las afueras de Londres. En Francia, en la localidad con el curioso nombre de Opio, muy cerquita de Cannes, la firma inglesa Cluttons ofrece una verdadera rareza de Le Corbusier. Es una gran casa de campo de cinco dormitorios, pileta y gran parque, en un borde del pequeño pueblo que, a su vez, está prácticamente rodeado de campos de golf. La casa no fue construida por el cuervo en persona, pero el diseño le pertenece y se nota, en parte por la superabundancia de muros curvos. El pueblo es un destino de moda muy exclusivo en Cannes, con amplia oferta de casonas de lujo. La villa de Le Corbusier se ofrece a 2.300.000 euros, algo más de nueve millones de pesos, y puede verse en www.sutton.com.
También con cinco dormitorios pero con vistas aún más amplias, se vende en Santa Barbara, California, una suntuosa casa frente al mar diseñada en 1969 por Wallace Neff. Santa Barbara es de lo más ilustre del litoral californiano, muy a mano de Los Angeles y también de San Francisco, y garantiza vecinos famosos y servicios como pequeños aeropuertos privados. Para mejor, todo el barrio parece estar colgado de un barranco frente al Pacífico, con lo que las vistas son realmente inmensas. Neff murió en 1982 casi centenario y su lugar en la historia consiste en haber creado el estilo californiano, copiado sin cesar por el primer peronismo –Ezeiza es una colección de chalets californianos– pero originado como estilo local de Hollywood. La obra que le dio fama y dinero fue “Pickfair”, la mansión de Mary Pickford y Douglas Fairbanks, primerísima línea de lo que sería el star system.
Si bien Neff construyó muchas viviendas de clase media y hasta inventó un sistema de preconstrucción barato para enfrentar la crisis del ‘30, su nombre sigue asociado con las estrellas. En 2001, Brad Pitt y Jennifer Ariston pagaron 14 millones de dólares por una casa Neff. Poco antes, Diane Keaton había comprado un chalet suyo en Beverly Hills, que luego le vendió a Madonna para que viviera con Guy Ritchie. La propiedad de Santa Barbara no resulta tan cara por los 8.250.000 dólares que pide la división inmobiliaria de Sotheby’s. Puede verse en www.sothebysrealty.com.
Para los que comulgan en altares más clásicos, hay que volver a Gran Bretaña, donde se vende en Haslemere, Surrey, una hermosa propiedad diseñada en 1936 por Sir Bertram Clough Williams-Ellis, un neogeorgiano a la manera de Luytens, pero más tranquilo y fan de los estilos vernáculos. Casi el arquitecto nacional de Gales, Sir Bertram fue prácticamente un autodidacta que estudió matemáticas en Cambridge, dejó sin graduarse, estudió unos meses en la Asociación de Arquitectura de Londres, volvió a dejar, consiguió trabajo en un estudio por otros pocos meses para aprender a dibujar, y volvió a dejar para abrir oficina propia.
Williams-Ellis nunca le prestó la menor atención al movimiento moderno, rasgo que en Inglaterra no le causó el menor problema laboral. Después de servir con distinción en la Primera Guerra Mundial, se dedicó a la arquitectura y a restaurar y remodelar incesantemente una pequeña casa de campo que le dejó su padre, y a construir todo tipo de edificios en estilos vernaculares ingleses y galeses, usando materiales y artesanos locales. También fue de los primeros en hacer política de preservación patrimonial y tuvo un rol importante en la creación de los Parques Nacionales británicos a partir de 1945.
Pero su obra más famosa es una fantasía italianizante, el pueblo de Portmeirion, en el norte de Gales. Portmeirion es el escenario de esa vieja serie El Prisionero, que sigue rondando el cable, y fue concebida como una suerte de libro de arquitectura neoclásica tridimensional y habitable. Tiene piazzas, calles serpenteantes, pequeñas casas en todo tipo de estilos tradicionales y hasta columnatas. En ese pueblito casi no se pueden usar autos, porque las calles siguen el relieve rocoso de la costa y suelen interrumpirse con escalones, y el aire italianizante es reforzado por decenas de pinos cipreses, que algún jardinero mágico logró que sobrevivieran al invierno galés.
La casa en venta en Surrey ostenta un muy maduro jardín, chimeneas a granel, cuatro dormitorios, una segunda casa para huéspedes, mucha luz y una serie de terminaciones realmente artesanales y de impecable buen gusto. Por supuesto, abundan la piedra y los revoques rusticados, con alguna pilastra aquí y allá, donde corresponde. Se vende a 1.350.000 libras, algo más de ocho millones de pesos, y puede verse en www.lanefox.co.uk.
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