Graciela Viñuales, directora junto a Ramón Gutiérrez del Cedodal, descansa después de días agitados y satisfactorios. Acaba de cerrarse el Quinto Coloquio Latinoamericano sobre rescate y preservación del patrimonio industrial, que se hizo por primera vez en Buenos Aires. el encuentro fue organizado por el comité argentino del Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial, Ticcih, y por el Comité Argentino de Patrimonio Industrial, y tuvo más de 120 ponencias de visitantes de todo el país, Brasil, Chile, España, Italia, Canadá, Cuba, México, Bolivia, Francia, Uruguay y Venezuela. La sede fue en el Centro Cultural de la UCA en Puerto Madero.

Un coloquio es una manera de intercambiar información y crear redes entre especialistas, académicos, estudiantes y gente en general interesada en un tema. El patrimonio industrial todavía no es percibido entre nosotros como una prioridad, lo que se nota en por ejemplo el tipo de ponencias presentadas por los argentinos. La mayoría de los papers locales eran sobre investigación e inventario, con poco respecto a intervención y preservación. En Brasil, la proporción es mucho más pareja y los visitantes de ese país fueron los que más obra tratada mostraron, junto a los italianos. La noticia que destacó Viñuales fue que sorprendió la cantidad de ponencias y escritos recibidos de profesionales jóvenes y de lugares pequeños del país, donde evidentemente hay inquietud sobre el patrimonio industrial.

Los temas más tocados fueron las instalaciones ferroviarias, las plantas textiles, los silos, la industria del azúcar, los barrios industriales y el naciente ramo de los archivos industriales, que incluyen desde materiales publicitarios hasta historiales de trabajadores. Hubo bastante menos de temas como los puertos, que uno esperaría más populares.

Como para mostrar el naciente interés en el tema de las instalaciones industriales históricas, de todo tipo, el coloquio tuvo un quién es quién como auspiciantes y participantes: la comisión de monumentos históricos, el Museo de Aguas, la Secretaría de Cultura, el Conicet, el museo del Banco Provincia, la Fundación Ortega y Gasset, la empresa de viajes Corpachac, la Consejería de Obras Públicas de Andalucía, el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, con Consejería cultural de Andalucía, la asociación de Arqueología Industrial de Asturias y el Museo de Ciencias de Cataluña.

El encuentro fue inaugurado por Pablo Gutiérrez Zaldívar, que dirige el centro cultural de la UCA; por Jorge Tartarini, autor y director del Coapi (ver aparte), que también hizo varias visitas guiadas del patrimonio hidráulico porteño; Eusebi Casanelles, presidente del Ticcih; Dinu Bumbaru, secretario general del Icomos; la andaluza María Dolores Gil y Graciela Viñuales, del también sponsor Cedodal.

Con pulcra coherencia, el Centro presentó durante el coloquio su libro Miradas Sobre el Patrimonio Industrial, parte de la serie que tanto bien le hace a la literatura patrimonial del país. En 22 artículos, el libro estudia los molinos de Jáchal, los harineros de Santa Fe, el ferrocarril de La Quiaca, el patrimonio ferroviario mendocino y los talleres de Tafí Viejo, los puertos reciclados, los edificios industriales de las estancias patagónicas, las instalaciones eléctricas bonaerenses y porteñas, las bodegas cuyanas y casos particulares como la vida de Ariodante Giovacchini, un inmigrante italiano y ferroviario. También se historian experiencias de refuncionalización como la de la universidad de Quilmes y la de la UNLa. Como ocurre siempre en los libros del Cedodal, la producción fotográfica es impecable, con planos, alzadas y fotografías de época que demuestran la notable calidad arquitectónica de muchos edificios de uso estrictamente práctico. También ocurre que se pueden redescubrir, nuevitos de estreno, edificios más que conocidos.