NOTA DE TAPA
La dupla Satori viajó a Brasil a realizar su laboratorio de diseño experimental Amor Líquido por primera vez en el exterior. Fueron invitados por el Museu da Casa Brasileira, referente cultural de San Pablo. El resultado de los trabajos con alumnos del Senac en el evento Design Essencial, Estratégias para um mundo melhor puede verse hasta el 15 de octubre.
“Desde el sur del mundo, con conciencia planetaria, trabajamos con descartes pero nos oponemos a que nuestros vínculos sean descartables”, manifestaban hace justo un año en la primera versión de Amor Líquido, work-shop e instalación de diseño experimental con descartes los Satori (que son nuestra columnista de diseño Luján Cambariere y el diseñador Alejandro Sarmiento). Y si bien desde el inicio tuvieron voces de toda Latinoamérica a través de alumnos mexicanos, peruanos, colombianos y bolivianos, la posibilidad de replicar la experiencia en distintos países era desde una de sus grandes ambiciones. La concretaron antes de lo imaginado, ya que no bien concluyó el laboratorio de octubre en Buenos Aires nada menos que el Museu da Casa Brasileira, institución referente en diseño, arte y artesanía en Brasil, les cursaba la primera invitación para exponer su innovadora mecánica y reflexión.
Esta invitación de lujo se concretó hace una semana en San Pablo en el marco de una semana dedicada al Design Essencial. Estratégias para um mundo melhor, megaevento dedicado al diseño sustentable organizado por el Senac (Serviço Nacional de Aprendizagem Comercial de Sao Paulo) que los tuvo como su apertura y referente en innovación. El workshop de una semana de duración (del 17 al 21 de septiembre) tuvo cincuenta alumnos brasileños y posterior montaje e instalación en el museo. Una vez más, los descartes fueron cedidos por Natura (empresa que en Brasil es la máxima potencia en cosmética y un referente en cuestiones ligadas al medio ambiente) y Discovery, que acaba de inaugurar su señal Planet Green. Nuevo hito de la dupla que comienza a hacer rodar el fruto de su pensamiento en el extranjero reafirmando el carácter original de la experiencia.
Soy loco por ti, América
“Desde siempre, una de las metas y desafíos de nuestro trabajo era poder llegar a experimentar nuestra mecánica y sobre todo poder plantear y debatir nuestros temas, valores esenciales de la vida, con estudiantes de toda Latinoamérica. Cuando nos referimos al sur, hablamos de Brasil, Uruguay, Bolivia, Chile. Por eso para nosotros era muy importante legitimar ese discurso. Verificar que muchos sentimientos, problemáticas, visiones podían ser compartidos. Y atender los matices. Prestar atención a las diferencias para enriquecernos con ellas”, explican Cambariere y Sarmiento.
Desde ese lugar fue concebido el arribo a Brasil. Aprovechando también otra invitación, la del Senac, una de las instituciones educativas más importantes del país, que les ofreció enmarcar el laboratorio con alumnos de todas sus carreras de diseño –industrial, indumentaria, gráfica– dentro de su Centro Universitario Campus Santo Amaro y como puntapié inicial del megaevento sustentable. Durante el fin de semana se realizó el montaje y el lunes 24 de septiembre tuvo lugar la inauguración con conferencia y los documentales que relatan la experiencia argentina y ahora también la brasileña.
“Fue muy conmovedor comprobar que a pesar de ciertas diferencias y del idioma que en muchos casos se asemeja y en otros se contrapone, los debates eran los mismos. Hasta los ejemplos que surgían para avalar o denostar la realidad líquida o sólida en la que vivimos eran casi idénticos a los planteados por los estudiantes en Argentina. Si la falta de compromiso era el signo de nuestro tiempo, si la elegíamos o podíamos escapar de ella. Si logramos apasionarnos, involucrarnos, comunicarnos vía Internet. Si todo tiempo pasado fue, para las relaciones y los vínculos, mejor. Si las personas son descartables para nosotros, que solemos replicar con ellas la dinámica del consumo o por el contrario, las valoramos y necesitamos del encuentro y tiempo compartido más allá de la red”, resume Cambariere.
“Además de poder comprobar el enorme potencial de los estudiantes siempre que se les permite expresarse libremente, sin especulaciones o límites rígidos. Un estímulo que pueden atesorar para toda su vida profesional”, suma Sarmiento.
Amor a la brasileña
Obviamente, el resultado fue, como siempre, mucho más que la instalación que puede verse hasta el 15 de octubre en el museo. “Lo interesante es este puntapié inicial al debate y a una posterior toma de conciencia sobre los problemas que aquejan al planeta y para los que el diseño puede dar algunas respuestas. Sobre todo en una población exponencialmente más grande y polifónica que la nuestra. Y en lo personal, la posibilidad de poner a prueba nuestra manera de entender el diseño, el trabajo colectivo, la multidisciplina”, relatan. “Seguir comprobando que los estudiantes, cuando se les permite, se dejan llevar por la experimentación y el juego. Cómo disfrutan, se divierten, se liberan y sacan lo mejor de ellos, dejando a la luz sus sentimientos. Cómo necesitan ese estímulo para el diseño y esa invitación y respaldo que les permita ser libres de toda especulación y prejuicio a la hora de crear. Y cómo después, al habérselo permitido, esa vivencia se traduce de forma contundente en sus proyectos cargándolos de significados que ni ellos perciben en una primera instancia”, agregan.
Así, las diferentes piezas dieron cuenta de los más variados sentimientos. “Hubo muchas manifestaciones del corazón como representante del amor. Corazones de cajas, acartonados y estructurados, duritos, rígidos, a los que nada los conmueve. Corazones huecos, vacíos de todo, como un icono periférico, imposibles de ser flechados, la frustración de Cupido. Un corazón artificial, cargado de sangre, mecánico, que mantiene la vida pero no el amor, que necesita un impulso no real. Y otro pixelado, partido en muchos y estructurados píxeles con un marcapasos para que funcione gracias a la mecánica. Un espejo tramado que no permite ver la totalidad de la persona. Ni siquiera el que se mira puede verse entero ni termina de descubrirse. Estructuras de relaciones rápidas y efímeras, maquinadas o especuladas. Máscaras pidiendo amor, entendimiento, un beso, proyección. Bailarines de encuentro fugaz sin relación profunda. Un camino de mensajes circulares. Vínculos de cintas de tape cargados de información que sin tecnología no se manifiestan. Relojes de arena (sólido) convertidos a la dinámica actual en líquidos, otro paso del tiempo, real pero inalcanzable, generador de ansiedad y frustración. Triángulos amorosos atomizados por la velocidad, el no poder disfrutar ni de la oportunidad”, resume Sarmiento.
En contraposición a tanta manifestación de la liquidez, hubo abrazos que apretaban, contenían, mimaban produciendo sensaciones, algo que la máquina no puede dar.
Manos que se entrelazaban en fondos multicolor. Caminos construidos con tapas de envases que guiaban a través de frases y pensamientos a vínculos más sanos y fuertes. Mandalas y calidoscopios. Mil y una manifestaciones de sentimientos que a pesar de esta modernidad líquida siguen haciendo al mundo girar.
n “Desde el inicio del workshop percibí que Alejandro y Luján eran personas especiales por percibir cosas simples, pero mucho más importantes para la vida. La atención sobre los vínculos humanos fragilizados es algo que me toca desde que entré en el Senac en San Pablo. Desde que llegué del interior pude ver la falta de contacto físico entre las personas en una ciudad tan grande. El poco contacto en las aulas, distinto al de la noche en Internet, vía Orkut o Messenger, donde el cariño aparecía con emoticones o palabras. Continué observando estos comportamientos sabiendo lo difícil que es desvincularse de ellos, y pensando por otro lado cómo se pueden usar para algo positivo y eso es lo que me sucedió con Satori. Puedo decir que ésta fue una semana de revelación para mí. Poco me interesa si usaré algo de lo que aprendí en mi profesión, puedo no ser designer, lo importante es que durante una semana utilicé todos mis sentidos como un niño que encuentra cualquier cosa interesante. Pienso que Satori es una aproximación a la propia creatividad, a todo lo que está dentro de uno, algo que existe, pero que no es pensado, algo natural, inconmensurable. Esta aproximación al ser es algo tan importante que no puede describirse sino simplemente experimentarse” (Gustavo “Pipi” de Carvalho Pieroni).
n “Durante una semana increíble de experimentación, pude reflexionar sobre mis sentimientos, y expresarme en ese poco tiempo utilizando todos los recursos que tenía en mis manos. Concretar conceptos dentro del tema propuesto, el Amor Líquido, fue una forma de integrar el design con la contemporaneidad, además de obtener como resultado obras, productos, formas, colores, movimientos, sensaciones que permiten una nueva interpretación en el público. Trabajar en grupo fue un desafío. Derribar fronteras, compartir ideas, provoca una explosión de creatividad, voluntades e inconscientemente revelamos un poco el significado del Satori. El hecho de usar materiales de descartes agregó valores relacionados directamente con el tema, la mudanza constante, el permitir vínculos, tener una naturaleza propia. Todo fue brillante, absolutamente inspirador y tengo que agradecer por haber tenido la oportunidad de participar del grupo y conocer personas increíbles como Alejandro y Luján, de otro lugar, pero de realidades tan próximas que la conexión fue intensa y verdadera” (Cau Yuiti).
n “El workshop Satori fue una experiencia increíble. Nos proporcionó un aprendizaje sobre materiales reciclables y también exploramos ideas a partir de nuestros sentimientos, como el amor líquido relacionado a los vínculos. La integración entre los cursos de moda, diseño industrial y comunicación visual que resultó en una exposición en conjunto donde la gráfica se mezclaba con las piezas y productos también fue muy rica. Esta actividad sin dudas amplió mi visión sobre el futuro y el mejor camino para mi realización profesional, teniendo grandes ejemplos en las carreras y experiencias presentadas por ellos” (Thaila Naldi de Melo).
n “Para comenzar, trabajar el Amor Líquido fue una óptima experiencia de convivencia e integración con personas de otros cursos buscando un objetivo en común: hacer con residuos nuestra manifestación de eso que sentimos y debatimos. Así, lo que se muestra en la exposición es sólo una pequeña parte de toda la dedicación que tuvimos en este trabajo. Realmente espero que en Brasil tengamos más experiencias de este tipo” (Pedro Navarro).
n “Lo más interesante de todo fue poder comenzar a conocer todas las posibilidades que tenemos de crear objetos con materiales como los descartes. Tanto para hacer nuevos objetos, material gráfico, artesanías. Todas esas posibilidades estimularon nuestra percepción y creatividad dejándonos una sensación de querer más” (Diego Ribeiro Allegue).
n “Amor Líquido fue una experiencia muy interesante. Pudimos aprender mucho trabajando con diversos materiales y personas de diferentes áreas del diseño, dejando nuestras ideas fluir y pudiendo proyectar lo que queríamos sin limitaciones. Es muy lindo recordar todas las etapas, desde el primer día hasta el último, el de la inauguración, donde todos quedamos muy felices con el resultado. Realmente fue una experiencia muy interesante para mí, de la que me gustaría volver a ser parte” (Vanessa Vázquez).
“A través de los laboratorios experimentales temáticos con descartes, la dupla Satori propone importantes reflexiones sobre nuestra sociedad de consumo, considerando las relaciones involucradas así como la producción de objetos que nos rodean, teniendo en cuenta en ambos casos las consecuencias ambientales y personales generadas por el consumo desmedido. Traer el resultado de este trabajo al MCB refuerza su vocación institucional como centro de referencia para la reflexión sobre el diseño, además de aproximarnos al debate sobre estas cuestiones desarrolladas en Buenos Aires, origen de Satori. El workshop trabajó con los descartes presentes en las relaciones humanas y también las relaciones con el universo de objetos en el que estamos inmersos. O sea, consideró las afectividades involucradas en ambos casos, promoviendo un análisis crítico sobre aquello que no vemos (o que no estamos acostumbrados a ver) en el proceso de producción contemporánea: el residuo, la basura. Reflexión fundamental para diseñadores y futuros profesionales que irán a actuar en la formación de realidades y objetos. Este es un trabajo que habla de esperanzas, nuevas posibilidades y relaciones más conscientes de producción y de consumo en los días de hoy, así que estamos muy satisfechos de tenerlo en el museo”. Giancarlo Latorraca, director ejecutivo Museu da Casa Brasileira.
La instalación puede verse hasta el 15 de octubre en el Museu da Casa Brasileira, Brigadeiro Faria Lima 2705, San Pablo. www.mcb.sp.gov.br.
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