Sábado, 29 de diciembre de 2007 | Hoy
ENCUENTROS
Dos encuentros en Nueva York muestran la tendencia entre los diseñadores a realizar proyectos comprometidos con el cambio social.
Por Matias Delfino
El ser humano ha tendido siempre a buscar la realización personal a través de sus acciones, a procurar una sensación de logro a partir de sus actividades. En el mundo del diseño, la mayoría de los profesionales se desempeña en un marco comercial, cuyo objetivo es promocionar el consumo de bienes y servicios. La contracara de esta realidad se hizo presente en dos conferencias celebradas casi simultáneamente en la ciudad de Nueva York, en las que se exhibieron proyectos de diseñadores que utilizaron su talento y creatividad como catalizadores del cambio social en pro de un futuro mejor.
El evento Designism 2.0 (Diseñismo 2.0), organizado por el Art Directors Club de Nueva York, se llevó a cabo por segundo año consecutivo. La conferencia comenzó con un panel de tres jóvenes diseñadores cuyos trabajos tuvieron significativos efectos sociales, moderado por la escritora Melissa Walker. La primera panelista fue Ellen Sitkin, quien se radicó junto a otros siete diseñadores durante un mes en una zona rural carenciada de Alabama, con el desafío de lograr un cambio significativo en la vida de los habitantes. Los diálogos con los lugareños revelaron que una de cada cuatro casas carecía de agua corriente. En respuesta a esta situación, emprendieron una campaña de concientización mediante la elaboración y distribución de un folleto impreso en formato diario, con el que lograron recaudar los 425 dólares por vivienda necesarios para ayudar a gran parte de esas familias a obtener agua corriente y así mejorar su calidad de vida. (www.buyameter.org). Otro caso fue el de Ji Lee, quien, aburrido de su trabajo en una agencia publicidad y ante la falta de originalidad que veía en muchos de los avisos en la vía pública, decidió actuar: imprimió miles de calcomanías con forma de burbuja de diálogo y empezó a pegarlas sobre los avisos publicitarios que veía en la calle. Sorprendido por la amplia respuesta que generó su iniciativa, decidió fotografiar lo que la gente escribía en estas burbujas para después publicar los resultados en su website (www.thebubbleproject.com). De esta manera logró convertir lo que él entendía como un monólogo de las empresas en un diálogo público. Por último Andrew Sloat presentó una serie de videos en los que, apelando a la creatividad y al dinamismo, utilizó personas que, portando una letra en sus remeras, se intercambiaban de posición para conformar distintos mensajes de protesta contra la administración de turno (www.andrewsloat.com). Cabe destacar que los tres diseñadores autofinanciaron sus proyectos con un presupuesto de aproximadamente 3000 dólares.
El segundo panel, moderado por el hiperactivo escritor Steven Heller, autor de cientos de libros y artículos de diseño, estuvo integrado por figuras provenientes de distintas disciplinas. Uno de ellos fue el prestigioso diseñador gráfico Milton Glaser, cofundador del legendario Pushpin Studios y creador del logo I Love NY. Frente a la indiferencia de gran parte de la sociedad ante la violenta situación en Darfur (Sudán), donde cientos de miles de personas morían a causa de un enfrentamiento étnico, Glaser decidió diseñar una campaña al respecto. En ella se destaca un afiche que muestra una mano de una persona de color cuyos dedos, cada uno de un tono de piel distinto, representan las distintas razas; el lema de la campaña, plasmado en el afiche, es “somos todos africanos”. Glaser ofreció este diseño en forma gratuita al International Rescue Committee, que se encargó de difundir los afiches. También estuvo presente Janet Kestin, directora creativa de la agencia Ogilvy Toronto, quien presentó, como ejemplo de responsabilidad social, la campaña “Por la belleza real” para Dove. Esta campaña busca promover la valoración de la belleza natural de la mujer y fortalecer así su autoestima mediante el empleo de imágenes de mujeres de apariencia física normal, en lugar del estereotipo de belleza que representan las modelos (www.campaignforrealbeauty.com).
Se realizó también en Nueva York el segundo encuentro anual de “Causa/Efecto: Diseño como agente de cambio”, presentado por la asociación de diseñadores de los Estados Unidos (AIGA). Esta conferencia, que contó con la presencia de personalidades del diseño como Seymour Chwast y Carin Goldberg, estaba dirigida a ser un espacio de interacción entre el diseño y la responsabilidad social, en el que distintos oradores contagiaran su determinación de causar un cambio positivo a través de sus proyectos. Uno de los participantes fue el director de Jazz en el Lincoln Center, Bobby Martin Jr., quien presentó su proyecto personal “la palabra a la calle”, creado para la Iglesia Bautista Abisinia de Harlem, de la cual es miembro. Este ofreció sus servicios a la comunidad y organizó una marcha de más de 200 feligreses de la iglesia, cada uno de los cuales portaba un colorido cartel diseñado previamente por él y con leyendas como “amá”, “respetá”, “protegé”, en distintos idiomas. Luego colocó en el vecindario afiches con fotografías de la marcha en espacios publicitarios comprados por la misma iglesia, con el fin de promover buenos valores y evitar la proliferación de anuncios de cigarrillos y bebidas alcohólicas.
Otra propuesta que despertó mucho interés fue la del diseñador industrial Chris Hacker, quien, mostrando la imagen de un gran basural, recordó a los diseñadores tener en cuenta que por allí termina tarde o temprano todo lo que uno hace. Para Hacker, responsable de aplicar prácticas sostenibles en los productos de Johnson & Johnson, el medio ambiente debería convertirse en una prioridad para los diseñadores. Como ejemplo presentó el caso del lanzamiento de distintos productos ambientalmente sostenibles y responsables, realizados con materiales reciclables y biodegradables.
Pensando en la confluencia entre diseño y política, Nicholas Blechman creó la revista Nozone. Este director de arte en el New York Times, trabaja además durante la noche en proyectos de su propio estudio especializado en ilustración. Blechman, activista a través del diseño, utiliza el comic y la ilustración como armas de comunicación masiva, apuntando indiscriminadamente tanto a gobiernos como a conglomerados corporativos. Sus trabajos para Nozone han ganado numerosos premios y hasta fueron expuestos en la Trienal de diseño del Cooper Hewitt Museum (www.nozonemagazine.com).
Las experiencias de estos profesionales resultan inspiradoras y demuestran que, cuando los diseñadores resuelven problemáticas, el diseño se convierte en el medio y el cambio en su fin.
El autor es diseñador gráfico en el Departamento de Diseño Gráfico de las Naciones Unidas en Nueva York. [email protected]
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